La Lucha Competitiva en las Calles
El trabajo informal, desde mi perspectiva, forma parte del recorrido histórico de Bolivia y que es reiterado en algunos otros países de un modo parecido. Las calles reflejan esta realidad donde las personas buscan a su manera la forma de llevar su día a día con las diferentes habilidades o alcances que pueden brindar y sacar un poco de provecho de ello.
El aumento del trabajo informal aparentemente no contribuye positivamente a la economía de un país pero refleja la iniciativa en como los individuos en busca de trabajo generan alternativas que en el corto plazo les funciona e incluso muchos cuentan con esta forma de vida ya desde hace muchos años generando dudas acerca de la estructura económica del país al pensar que en teoría se busca un crecimiento económico donde se fija hasta que punto estos trabajos informales aportan al flujo económico ya sea a través de mercados informales que brindan una alternativa a todos con cierto impacto a la economía que debe resolverse con las medidas adecuadas para aliviar a todas las familias que viven de aquella incertidumbre.
La lucha competitiva en las calles de Bolivia siempre fue preocupante y siempre estuvo presente ya sea por el contexto actual de pandemia o por las diferentes situaciones que causan su variación e intensifican esta dependencia al generar especulaciones del lado formal. La saturación de los mercados informales en Bolivia de igual modo es evidente por la alta dependencia, por la falta de oportunidades, por el contexto en el que vivimos.
Aquellas medidas de control que fueron apareciendo en el tiempo no fueron realmente una alternativa efectiva debido al fortalecimiento del sector y la alta incertidumbre del panorama, día a día las personas buscan la manera de evadir estas medidas y justificarse. Dando así un efecto negativo a la competitividad nacional que es opacada por la actividad económica creciente informal.
Las ciudades con más afluencia de personas sufren del agobiante mercado informal y lo aleja de las perspectivas que idealiza el país al intentar formar grandes ciudades que disfruten de trabajo pleno y una actividad económica creciente y justificada. Es aquí donde debe resaltarse que nuestras ciudades se fueron formando por nuestra cultura y por todos nuestros intentos de supervivencia que nos llevaron a formar esta estructura irregular desaprovechada.
La capacidad en la lucha competitiva en las calles es sorprendente y debe ser aprovechada debidamente, aquellos intentos de regulación o medidas que generen aislamiento deben reorganizarse y fijar nuevos objetivos donde se alcance iniciativas de apoyo a emprendimientos innovadores en aprovechamiento de nuestra alta dependencia a las transacciones al por menor y al alcance continuo. Nuestras ciudades gozan de gente trabajadora que con el debido respaldo puede partir de grandes mercados informales a grandes mercados formales en beneficio de todos.