DESAFIANDO LA GRAVEDAD: EL EMPRENDIMIENTO EN BOLIVIA

Bolivia, como muchos países en desarrollo, enfrenta una serie de desafíos para aquellos que desean emprender y establecer negocios. Aunque el país ofrece un rico tapiz cultural, recursos naturales abundantes y un mercado emergente, la realidad empresarial boliviana está marcada por una combinación de factores que dificultan el camino hacia el éxito empresarial y resulta aterrador para los emprendedores bolivianos saber que 7 de cada 10 emprendimientos “cierran” antes de cumplir el primer año.

Es fácil reconocer que el entorno económico y político ha sido históricamente volátil, con cambios frecuentes en políticas gubernamentales y regulaciones que afectan directamente a las empresas. Si bien el país ha experimentado cierta estabilidad en los últimos años, la incertidumbre política aún persiste, no es extraño que la inversión extranjera esté desalentada y que haya dificultades para la planificación a largo plazo para los emprendedores locales. Además, el proceso para establecer y operar un negocio en Bolivia puede ser largo y complejo debido a las numerosas barreras burocráticas y administrativas. Los trámites para obtener licencias, permisos y registros son, a menudo, engorrosos y pueden implicar una cantidad significativa de papeleo y tiempo. Esto puede desalentar a muchos emprendedores, especialmente a aquellos con recursos limitados.

El acceso al financiamiento es otro obstáculo importante para los emprendedores. La mayoría opta por empezar con un capital ahorrado u optan por el financiamiento de amigos y familiares, hasta “Crowdfundings” ya que, si bien existen instituciones financieras y programas gubernamentales que ofrecen préstamos y créditos para pequeñas empresas, muchos emprendedores enfrentan dificultades para cumplir con los requisitos necesarios o se enfrentan a tasas de interés prohibitivas. Además, la cultura de inversión en startups aún está en desarrollo en el país, lo que dificulta la obtención de capital de riesgo o inversión ángel para proyectos innovadores.

Aunque Bolivia cuenta con una población considerable, su mercado interno es relativamente pequeño en comparación con otros países de la región. Esto puede dificultar la escala de negocios y limitar las oportunidades de crecimiento para las empresas locales. Además, la falta de diversificación económica puede hacer que algunos sectores sean altamente competitivos y saturados, lo que dificulta la entrada de nuevos jugadores al mercado.

Según la información proporcionada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Bolivia tiene la tasa más alta de empleo informal a nivel mundial, con el 85% de su población activa trabajando en este sector. Este porcentaje es considerablemente superior al promedio de informalidad laboral en América Latina y el Caribe, que se sitúa en un 53,7% según los datos más recientes disponibles hasta el año 2022. La condición de informalidad hace que surjan diferentes tipos de emprendedores, como los emprendedores de subsistencia, los cuales pueden estar involucrados en actividades económicas informales como vendedores ambulantes, recicladores, o trabajadores por cuenta propia en sectores como la agricultura, la artesanía o los servicios domésticos. Su principal motivación suele ser la necesidad de generar ingresos para satisfacer sus necesidades básicas y las de sus familias.

Bolivia, como muchos países en desarrollo, enfrenta una serie de desafíos para aquellos que desean emprender y establecer negocios. Aunque el país ofrece un rico tapiz cultural, recursos naturales abundantes y un mercado emergente, la realidad empresarial boliviana está marcada por una combinación de factores que dificultan el camino hacia el éxito empresarial y resulta aterrador para los emprendedores bolivianos saber que 7 de cada 10 emprendimientos “cierran” antes de cumplir el primer año.

Es fácil reconocer que el entorno económico y político ha sido históricamente volátil, con cambios frecuentes en políticas gubernamentales y regulaciones que afectan directamente a las empresas. Si bien el país ha experimentado cierta estabilidad en los últimos años, la incertidumbre política aún persiste, no es extraño que la inversión extranjera esté desalentada y que haya dificultades para la planificación a largo plazo para los emprendedores locales. Además, el proceso para establecer y operar un negocio en Bolivia puede ser largo y complejo debido a las numerosas barreras burocráticas y administrativas. Los trámites para obtener licencias, permisos y registros son, a menudo, engorrosos y pueden implicar una cantidad significativa de papeleo y tiempo. Esto puede desalentar a muchos emprendedores, especialmente a aquellos con recursos limitados.

El acceso al financiamiento es otro obstáculo importante para los emprendedores. La mayoría opta por empezar con un capital ahorrado u optan por el financiamiento de amigos y familiares, hasta “Crowdfundings” ya que, si bien existen instituciones financieras y programas gubernamentales que ofrecen préstamos y créditos para pequeñas empresas, muchos emprendedores enfrentan dificultades para cumplir con los requisitos necesarios o se enfrentan a tasas de interés prohibitivas. Además, la cultura de inversión en startups aún está en desarrollo en el país, lo que dificulta la obtención de capital de riesgo o inversión ángel para proyectos innovadores.

Aunque Bolivia cuenta con una población considerable, su mercado interno es relativamente pequeño en comparación con otros países de la región. Esto puede dificultar la escala de negocios y limitar las oportunidades de crecimiento para las empresas locales. Además, la falta de diversificación económica puede hacer que algunos sectores sean altamente competitivos y saturados, lo que dificulta la entrada de nuevos jugadores al mercado.

Según la información proporcionada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Bolivia tiene la tasa más alta de empleo informal a nivel mundial, con el 85% de su población activa trabajando en este sector. Este porcentaje es considerablemente superior al promedio de informalidad laboral en América Latina y el Caribe, que se sitúa en un 53,7% según los datos más recientes disponibles hasta el año 2022. La condición de informalidad hace que surjan diferentes tipos de emprendedores, como los emprendedores de subsistencia, los cuales pueden estar involucrados en actividades económicas informales como vendedores ambulantes, recicladores, o trabajadores por cuenta propia en sectores como la agricultura, la artesanía o los servicios domésticos. Su principal motivación suele ser la necesidad de generar ingresos para satisfacer sus necesidades básicas y las de sus familias.

A pesar de estos desafíos, no todo está perdido para los emprendedores en Bolivia. El país también ofrece una serie de oportunidades para aquellos que están dispuestos a enfrentar los desafíos y perseverar. El crecimiento económico sostenido, la creciente clase media y el interés en la innovación y el emprendimiento ofrecen un terreno fértil para nuevas empresas en sectores como la tecnología, el turismo sostenible, la agricultura orgánica y la energía renovable. Emprender en Bolivia puede ser un desafío, pero también puede ser gratificante para aquellos que están dispuestos a superar los obstáculos y aprovechar las oportunidades disponibles.

Con determinación, creatividad y perseverancia, los emprendedores pueden contribuir al desarrollo económico y social de Bolivia mientras construyen negocios exitosos y sostenibles.