UN POCO SOBRE LA INDUSTRIA DE LOS VIDEOJUEGOS

La industria de los videojuegos ha dejado de ser un simple pasatiempo para convertirse en uno de los pilares de la economía digital global. Desde los clásicos juegos de arcade, hasta las plataformas en línea y los e-sports, éstos han evolucionado no solo tecnológicamente, sino también como un motor económico de gran alcance.

La industria global de videojuegos generó más de 278,46 mil millones de dólares en 2024, superando a la música y el cine combinados. Este crecimiento ha sido impulsado por varios factores como la accesibilidad de los dispositivos móviles, la proliferación de plataformas de juego en la nube y la expansión del modelo de negocio “free-to-play”, que permite a los usuarios jugar sin costo inicial y pagar por contenido adicional.

Según el informe Global Entertainment and Media Outlook 2022-26 de PwC, la industria mundial de los videojuegos podría alcanzar un valor de 321.000 millones de dólares en 2026.

Gráfico Nº1

Fuente: Global Entertainment and Media Outlook 2022-26 de PwC.

Esta industria emplea a millones de personas en todo el mundo, desde programadores y diseñadores gráficos hasta especialistas en marketing, escritores de narrativa y actores de voz.  Las grandes empresas como Sony, Microsoft y Nintendo, compiten con estudios independientes o pequeños que, gracias a plataformas de distribución digital como Steam o itch.io, pueden alcanzar audiencias globales con presupuestos más limitados. Esta diversidad ha dinamizado el mercado, promoviendo la creatividad y la competencia.

Los e-sports se han convertido en una industria increíblemente grande, con torneos que atraen a millones de espectadores y premios que superan millones de dólares. Por ejemplo, el Torneo Mundial de League of Legends repartió en 2024 entre todos los equipos un total de 2.250.000 dólares. En Bolivia el deportista Edgar Rolando Pacheco, ganó la medalla de oro en eSports, Tekken (combates), en los Juegos Bolivarianos Bicentenario de Ayacucho, Perú. Otro campeón boliviano es Francisco Gómez Hurtado, conocido como Atomic Smoke, ganó un torneo de Counter Strike 2 organizado por Samsung en el Brasil Game Show 2024. Esto ha incentivado a que mucha gente incursione como jugadores profesionales en equipos internacionales, los cuales obtienen patrocinios y participación en casas de apuestas, transmisiones en vivo, derechos televisivos, streaming y demás servicios que dan forma a una economía paralela que sigue creciendo.

Uno de los temas más debatidos es el modelo de monetización que usan muchos videojuegos, como las micro transacciones, las cajas de botín (loot boxes) y las suscripciones. Aunque estos métodos generan grandes ingresos para las empresas, también han recibido críticas porque pueden fomentar comportamientos similares a la ludopatía (adicción a los juegos), especialmente entre los jugadores más jóvenes, como niños y adolescentes. Un ejemplo de esto ocurrió en Santa Cruz, Bolivia, en 2022, cuando un menor gastó 8 mil bolivianos de los ahorros de su abuelo en juegos en línea. El menor accedía a estos juegos desde un café internet sin la supervisión de un adulto. Por casos similares, varios gobiernos están comenzando a estudiar la posibilidad de regular estas prácticas, tratando de aplicar leyes similares a las que se usan para el juego de azar.

Los videojuegos también han mostrado su potencial económico en campos como la educación y la formación profesional. La gamificación, o el uso de elementos de juego en contextos no lúdicos, ha demostrado ser eficaz para motivar el aprendizaje y mejorar la retención de conocimientos. Esto ha dado lugar a una nueva economía de aplicaciones educativas y simuladores interactivos.

La economía de los videojuegos no es un juego. Representa una de las industrias más dinámicas del siglo XXI, con un impacto profundo en el empleo, la cultura, la tecnología y los modelos de negocio digitales. Entender cómo funciona este ecosistema no solo es clave para los profesionales del sector, sino también para gobiernos, educadores y consumidores conscientes del poder que tienen entre manos cuando toman un control.