Bolivia reingresa triunfalmente al mercado de capitales

Países pobres y ricos, en crisis o en auge no pueden prescindir del mercado en general. Menos aún pueden evitar participar en todas las esferas en los que se desarrolla el mercado internacional. Bolivia ha estado ausente de uno de los mercados más importantes desarrollados en el mundo actual; el mercado de capitales en el cual recientemente hizo su reingreso.

Un reingreso que puede calificarse de triunfal por las condiciones en las que colocó bonos soberanos en el mercado financiero internacional. El valor total de la emisión boliviana es, en realidad, modesto para los estándares internacionales en este tipo de operaciones. Son 500 millones de dólares el valor de los bonos colocados. El Ministerio de Economía esperaba una tasa de interés del 5%, sin embargo, la demanda de los bonos llegó a sumar los 4.200 millones e hizo que la tasa de interés se coloque en 4,8%.

Notable lo logrado con esta emisión. Incluso si el Estado boliviano decidiese no emitir más bonos, lo conseguido ha inscrito a Bolivia entre los países solventes. No se lo consideraba así desde hace casi un siglo.

Aunque el Ministro de Economía, Luis Arce, dice que Bolivia no necesita endeudarse, tal situación puede ser circunstancial, particularmente, si Bolivia se encamina hacía un sólido desarrollo económico. Ahora que Bolivia tiene los recursos para impulsarlo es el momento de estructurar un plan que oriente los esfuerzos que, en ese sentido, deben ejecutarse.

Una vez que el proceso de crecimiento de la economía nacional se encamine con un plan sesudamente elaborado y se active la dinámica productiva necesaria, muchos recursos adicionales, a los que Bolivia tiene actualmente a su alcance, serán necesarios. En ese momento el lugar alcanzado en el mercado de capitales se valorará en la real dimensión y, se espera, en la perspectiva del desarrollo nacional.

El referido ministro ha expresado que no se ha decidido aún el destino que los 500 millones obtenidos en mercado internacional de capitales, lo que a mi entender evidencia la falta de un plan estructurado de inversiones que le den sustento a un plan de desarrollo productivo integral. La duda del ministro se expresa también en no saber si utilizar esos dineros en infraestructura o en otros fines productivos. Considero que el más aconsejable destino tiene que estar lejos de la inversión en infraestructura, por ejemplo, caminera, porque la maduración económica de este tipo de obras es de larga maduración que supera el plazo de los diez años que incorporan los bonos emitidos.

El mismo ministro ha señalado que se debe pensar en fines productivos que contribuyan positivamente al repago de los bonos. Por la misma razón se deben dirigir a sectores e inversiones productivas, de elevada generación de empleo y con una razonable rentabilidad que faciliten el repago. Para ello se debe tomar en cuenta incentivos palpables a las inversiones, públicas y privadas, ampliación del mercado nacional y efectos directos en una distribución más equitativa del ingreso.