La trascendencia del aumento en la productividad

Generalmente se piensa en que, en el campo del crecimiento económico, lo más importante es el crecimiento de la producción. Es cierto, guarda una gran preeminencia al momento de asignar recursos públicos y privados. No obstante, el aspecto de mayor significación, y recalco que me refiero al campo del crecimiento económico,  es el incremento que debe alcanzarse sustentablemente de la productividad. Por supuesto que la productividad está íntimamente ligada a la producción pero no únicamente a ella. Se relaciona de manera particular con el uso eficiente de recursos como son las materias primas, el mejoramiento de la calidad del producto final, la capacidad y habilidad desarrollada por la fuerza de trabajo y el óptimo uso del tiempo. Para alcanzar estos fines contribuye considerablemente la utilización de maquinaria y claramente mejor si esta incorpora tecnología de punta.

Esta es la época de la productividad. No es, sin embargo, un concepto joven; vino de manera particular con el capitalismo y las formas que introdujo para hacer crecer los medios de producción que potencian la labor humana. Es una idea relacionada con la reducción del tiempo que los obreros dedican a reproducir sus medios de vida y el tiempo que dedican a generar la ganancia del capitalista. En la medida que el trabajador se hace más productivo, el primer período se reduce y el segundo se prolonga. De esta manera, en cualquier sector organizado sobre bases capitalistas, en la medida que disminuye el tiempo en que el trabajador reproduce el valor de su salario, tiene mayor tiempo para  trabajar en favor de la acumulación capitalista.

Esta explicación era tan válida en los albores del capitalismo como lo es ahora. La gran diferencia que encuentro en la época actual es el uso ampliamente difundido de la cibernética. Esto es, la gran capacidad de procesar datos en los más diversos campos para generar información que apalanca de manera colosal la capacidad humana de producir más con niveles crecientes en la calidad de lo producido. La información procesada ahora se aplica en las máquinas como en la toma de decisiones, en la transmisión de conocimientos como en la distribución de lo producido en una variedad de mercados.

En economías como la boliviana, el aumento de la productividad debe ser el aspecto central que oriente la acción del sector privado como la del público. Al hacerlo, la formación de los seres humanos se coloca en sitio privilegiado, la generación de tecnología se convierte en prioritaria y el descubrimiento de procesos propicios para la utilización sobresaliente de los recursos abundantes en el propio entorno gobierna preponderantemente el proceso nacional de producción.

De este planteamiento, deduzco la forma en que se debe proceder a un ordenamiento necesario de la enseñanza vinculada a la producción. Así el descubrimiento de nuevas formas de producir le dan sentido a la investigación y esta última se adecúa tanto a lo que se tiene en abundancia como a lo que puede favorecer al aumento en la producción y, por ende, a la generación de empleos crecientemente productivos.

Al combinar lo que se produce con lo que se posee abundantemente en la naturaleza, la generación de conocimiento y de nuevas tecnologías se aprovecha sabiamente. Así, por ejemplo, se utilizarían productiva y sustentablemente los bosques que requieren conocimientos para su transformación como para su preservación. Se adecuarían los productos de los bosques a la satisfacción de necesidades que cada vez solo pueden lograrse con recursos que Bolivia tiene en abundancia.

En esta época de la productividad lo aquí apuntado puede lograrse en otros sectores que requieren de nuevas tecnologías como de un número creciente de seres humanos que deben satisfacer apremiantes necesidades. Esta no es una respuesta para los países industrializados, ciertamente, es para economías pequeñas y viables como la boliviana, es para países en construcción y con sus potencialidades que apuntan a un futuro mejor.