La ministro de finanzas de Perú, de 35 años, es de repente una estrella de rock

Maria Antonieta Alva

Todos la llaman Toni. Las madres se llevan a sí mismas con sus hijos, y los vendedores ambulantes le ponen brazaletes en la mano como regalo. Los artistas dibujan su retrato y lo publican en los medios sociales. Las cadenas de televisión compiten por las entrevistas y hacen perfiles preguntando: “¿Quién es María Antonieta Alva?”

La respuesta: Es la ministra de finanzas de Perú, de 35 años de edad, que dirige un ambicioso paquete de medidas de recuperación durante una pandemia devastadora, y está ganando elogios por su generosidad con las pequeñas empresas y los ciudadanos comunes.

“Desde una perspectiva latina, Perú es un claro líder en términos de respuesta macro”, dijo Ricardo Hausmann, un economista de Harvard que fue profesor de Alva y está liderando un equipo de expertos que asesora a Perú y a otros 10 países sobre la mitigación de los efectos del coronavirus. “Podrías haber imaginado un resultado muy diferente si Toni no estuviera allí”.

Nombrada apenas en octubre pasado, Alva es considerada cada vez más como una figura central en el gabinete del Presidente Martín Vizcarra, que forma parte de una nueva generación de nuevos líderes, y pasa mucho tiempo explicando la política pública a un público nervioso.

“Es muy buena comunicadora y eso se ha vuelto mucho más importante en el contexto actual”, dijo Carlos Oliva, el predecesor de Alva en el cargo.

Aunque Alva es la única mujer, forma parte de un grupo de ministros de finanzas milenarios de la región, entre los que se encuentran el argentino Martín Guzmán, de 37 años, el dominicano Juan Ariel Jiménez, de 35, y el ecuatoriano Richard Martínez, de 39.

No son tiempos fáciles para supervisar la política y queda por ver si Alva sobrevive. Algunos economistas prevén una caída del PIB de más del 10% este año, la peor en décadas, junto con un desempleo masivo. También tiene que enfrentarse a una agenda populista del congreso (donde el gobierno no tiene representación) que socava la del ministerio, a menos de un año de las elecciones.

Alva se centró inicialmente en revertir la caída de los gastos de infraestructura del gobierno ayudando a las autoridades regionales y locales a gastar más rápidamente, lo que dio lugar a un aumento sin precedentes de la inversión pública. Quería reducir los déficits en salud, educación e infraestructura y hacer que el Perú volviera a crecer después de la baja tasa del 2,2% registrada en la década anterior.

Desde que estalló la pandemia, que ha golpeado a Perú con especial dureza a pesar de un severo cierre prematuro, su atención se centró en la contención, incluyendo la ayuda a las familias y las empresas, y en prepararse para una reactivación con la reapertura de este mes.

Hija de Jorge Alva, ingeniero civil y rector de la Universidad Nacional de Ingeniería (y ex profesor de Vizcarra), Alva ha dicho que estuvo expuesta a la extrema pobreza en Perú cuando era niña y acompañaba a su padre en sus visitas al interior del país, y que estaba decidida a cambiar las cosas.

En una región conocida por su machismo, en la que los logros femeninos suelen verse en gran medida a través del prisma de la maternidad, Alva recorta una figura inusual, ataviada con ropas que no dejan lugar a dudas y una pieza de joyería distintiva: un collar de oro con un colgante con la forma del Perú.

“Es fuerte pero no agresiva”, observó Patricia Zárate, jefa de encuestas del Instituto de Estudios Peruanos. “Lo demuestra a través de su trabajo. Es un tipo diferente de empoderamiento femenino”.

Fuente (eng)