Aumento del trabajo infantil y desaparición de pueblos indígenas serán secuelas de la pandemia en Latinoamérica
(ANF) Es inevitable que la pandemia de coronavirus (Covid-19) esté generando graves impactos sobre todas las economías del mundo, pero será mayor la crisis luego de que las situaciones generadas por el virus en la sociedad se vayan modificando o estabilizando, fundamentalmente en el incremento del trabajo infantil y la afectación a los pueblos indígenas de la región.
De acuerdo al nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el impacto devastador del Covid-19 podría generar un aumento significativo en el número de niños, niñas y adolescentes en trabajo infantil en América Latina y el Caribe; por otra parte, desde otros organismos internacionales se advierte de la desaparición inminente de pueblos indígenas.
“En tiempos de crisis, el trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias, a medida que aumenta la pobreza, las escuelas cierran y la disponibilidad de servicios sociales disminuye, más niños son empujados a la fuerza laboral”, asegura la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
Es así que tras esta pandemia, y el desempleo que se generará, muchas familias optarán por el trabajo con sus hijos, particularmente en ciudades capitales de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, pero además en labores en el área rural de la agricultura y minería.
La Cepal informó en un documento de análisis que “esto implicaría que al menos entre 109.000 y 326.000 niños, niñas y adolescentes podrían ingresar al mercado de trabajo sumándose a los 10,5 millones que ya están en situación del trabajo infantil actualmente”.
Cabe señalar que Bolivia aprobó el 2014 una ley que permite el trabajo infantil, y que tuvo que ser modificada pues autorizaba realizar trabajos por cuenta propia a partir de los 10 años; luego de una sentencia constitucional se tuvo que volver a establecer la edad mínima para el trabajo infantil en los 14 años, ya que además se infringían los convenios de la Organización Internacional del Trabajo.
Este informe de la Cepal detalla que los niños son a menudo la mano de obra más disponible en los hogares. Por ejemplo, el desempleo de los padres debido a las crisis económicas en Brasil ha llevado a la niñez a intervenir para proporcionar apoyo temporal. Se han documentado efectos similares en Guatemala, India, México y Estados Unidos. República de Tanzania.
Es una crisis inminente a causa del coronavirus, ya que las horas de trabajo globales cayeron en el primer trimestre de 2020 en un 4,5%, estimado en comparación con el último trimestre de 2019. Esto suma aproximadamente 130 millones de empleos a tiempo completo. Se espera que las horas de trabajo globales en el segundo trimestre sean 10,5% más bajas, equivalentes a 305 millones de empleos a tiempo completo.
En el caso de otra población vulnerable como la de los pueblos indígenas, desde diferentes instancias se advirtió la posible desaparición de varios de ellos a causa de la expansión de la pandemia por sus territorios. Brasil, Colombia, Guatemala México, Perú y Bolivia ya registran casos alarmantes de contagios y decesos.
“La propagación de la Covid-19 ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación ya crítica para muchos Pueblos Indígenas: una situación en la que ya abundan las desigualdades y la discriminación. El aumento de las recesiones a nivel nacional y la posibilidad real de una depresión mundial agravarán aún más la situación, causando un temor de que muchos indígenas mueran, no sólo por el virus en sí, sino también por los conflictos y la violencia vinculados a la escasez de recursos, y en particular de agua potable y alimentos”, manifestó el Mecanismo de Expertos de la ONU.
La vulnerabilidad y el riesgo son mayores en esta población dado que presentan altos porcentajes de pobreza, mortalidad maternal e infantil, anemia, desnutrición, enfermedades infecciosas como la malaria, tuberculosis o dengue. A ello se suma el acceso limitado a servicios de salud, falta de acceso a instalaciones adecuadas de agua e higiene, además de enfrentar obstáculos frecuentes para poner en práctica su medicina tradicional, y la indiferencia del Estado.
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