La economía de América Latina sufrirá en 2020 su mayor retroceso en 120 años

La pandemia tendrá efectos devastadores para la economía latinoamericana. El PIB del bloque se desplomará este año un 9,1% (la peor cifra desde que hay datos: hace 120 años), el desempleo subirá hasta el 13,5%, la pobreza alcanzará a un 37,7% de la población (siete puntos más) y la inequidad seguirá picando al alza en la que es, de por sí, la región más desigual del planeta. El varapalo será tan duro que, al terminar el año, el PIB per cápita volverá a niveles de una década atrás y la tasa de pobreza se remontará a niveles de 2006. El balance presentado este martes por el brazo de Naciones Unidas para el desarrollo de América Latina y el Caribe (Cepal) sugiere, en fin, que el continente va camino de perder en solo un ejercicio “un decenio en términos económicos, y casi un decenio y medio en términos sociales”.

CALEXICO, CALIFORNIA - JULY 24: Men wear face masks as they wait for a shop to open near the U.S.-Mexico border in Imperial County, which has been hard-hit by the COVID-19 pandemic, on July 24, 2020 in Calexico, California. Imperial County currently suffers from the highest death rate and near-highest infection rate from COVID-19 in California. The rural county, which is 85 percent Latino, borders Mexico and Arizona and endures high poverty rates and air pollution while also being medically underserved. In California, Latinos make up about 39 percent of the population but account for 55 percent of confirmed coronavirus cases.   Mario Tama/Getty Images/AFP
== FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==

 

El PIB per cápita, la mejor medida del bienestar material de la población, caerá aún más: hasta el 9,9%, niveles no vistos desde 2010. Por subregiones, la mayor caída de la renta por habitante se producirá en América del Sur (9,4%), seguida de Centroamérica y México (8,4%). Y la profundidad de la caída en abril y mayo, los meses más duro de las distintas cuarentenas, “sugiere que la reactivación del crecimiento será más lenta de lo esperado”. La dinámica de la inversión no es precisamente un buen augurio: está sufriendo, constata el organismo comandado por Alicia Bárcena, un “descenso significativo” tras un segundo trimestre aciago.

América Latina está, “sin duda”, ante “la crisis económica y social más fuerte que ha experimentado la región en varias décadas, y pone de manifiesto las debilidades estructurales de las economías”, advierten los técnicos del organismo con sede en Santiago de Chile. Puntos débiles que han limitado las posibilidades de respuesta a la crisis sanitaria en países que cargan con el lastre de sistemas de salud deficientes y poco equitativos, elevada informalidad laboral —que amplifica un golpe como el del coronavirus— y magros sistemas de protección social. En esta tesitura, los economistas de la Cepal llaman a olvidarse de las estrategias de ajuste que guiaron las políticas oficiales en años anteriores y piden apostar por planes fiscales y monetarios expansivos, aún más de los ya aprobados en los últimos meses.

De esta forma, dice el organismo dependiente de la ONU, podría neutralizarse parcialmente la caída de la oferta y la demanda en un contexto de baja productividad y crecimiento estancado o negativo. El problema es que, pese a la introducción de nuevas recetas monetarias —compras de deuda pública y privada, los llamados QE, inéditos hasta ahora en el manual de instrucciones de los bancos centrales del área— y fiscales —Brasil es el país emergente que más está tirando del déficit, en buena medida financiado por el instituto emisor, según los últimos datos del Instituto de Finanzas Internacionales—, el margen de maniobra en Latinoamérica es notablemente inferior al de los países ricos.

Economías en recesión

Se dé o no un paso más en las políticas, el futuro se avizora sombrío. Las economías latinoamericanas llegaron a la pandemia, salvo casos contados, tocadas. Tras un lustro de mínimo crecimiento, en el primer trimestre del año el PIB ya estaba en negativo en nueve de los 20 países que la integran y ocho más mostraban una clara tendencia a la desaceleración. La razón: una mezcla entre el bajonazo de la demanda interna como de la externa, con China, en aquel momento, en plena crisis. Las restricciones de la pandemia, con la consiguiente paralización parcial o total de la producción de bienes y servicios, no hicieron más que agravar —y de qué forma— ese cuadro.

Fuente