La inspección vehicular
La revisión de vehículos como idea es altamente recomendable. Nadie puede dudar que una inspección periódica de un automotor sujeto a un uso permanente y a las condiciones de las calles y carreteras bolivianas es una actividad ineludible. Por cierto no es necesario redundar en que en primera y última instancia es una acción a favor de la seguridad de las personas de las que se habla. Los vehículos transportan a gente y se conduce donde habitantes realizan sus actividades cotidianas. Si el vehículo presenta una seria falla pone en riesgo vidas humanas
No obstante, cuando se observa la manera en cómo se realiza esta actividad nadie puede dejar de sorprenderse. Se revisan las luces pero no los frenos, se exige un extintor pero no se revisa el estado de las llantas, se pide un botiquín que en caso de emergencia o accidente poco puede hacerse con el mismo.
No conozco a nadie que me hable favorablemente de la manera en la que se realiza esta inspección. No entiendo, sin embargo, cómo la policía no reacciona frente a la mala calidad de este servicio que les hace quedar tan mal. No dudo que los ingresos que les reporta son una fuente significativa para su presupuesto de ingresos institucionales propios pero no entra en mi cabeza que no se den cuenta que pueden mejorarlo considerablemente.
Considero que podrían cambiar esta labor mal hecha por una que sea de efectiva utilidad para todos los que manejan un vehículo. Podrían, por ejemplo, ir por el camino de habilitar a garajes especializados para que la revisión sea más completa. La terciarización de este servicio podría hacerse durante cualquiera de los 365 días del año o, al menos, durante 200 días hábiles. A la vez, que se lograría mayor seguridad de los vehículos se lograría también un sentido de realizar algo útil para conductores, pasajeros y transeúntes. Si a alguien se le ocurre que sólo serviría para expandir la corrupción, debe tener presente que hoy en día existen modos informáticos que, al menos con este servicio, pueden apoyar en aminorarla considerablemente.
Al acabarse la fecha me sorprende, por otra parte, cómo muchos medios de comunicación se llenan la boca respecto a cómo los bolivianos siempre están preocupados el último día para hacer esta mal diseñada inspección. Esto de dejar las cosas para el último momento o procrastinar o no hacerlo hoy y dejarlo para mañana, no es una característica boliviana, es una característica humana. Estudiada y analizada por decenas de cientistas sociales y psicólogos no puede ser reclamada como exclusiva de los bolivianos.
Aparte de lo anterior, se debe hacer notar que en la última postergación del cierre de la inspección, ésta no continuó inmediatamente después de pospuesta. Me dijeron que estaban imprimiendo las rosetas, que abriría la atención la siguiente semana y otras situaciones que develan el pésimo servicio que es esta inspección y que me dan una gran excusa para procrastinar.
Aparte de ello oigo ahora que si usted no tiene la roseta (conseguida legal o ilegalmente) en las redadas que se iniciarán hoy, usted y su vehículo iran al puesto policial más cercano para realizar la inspección y pagar, además, 40 bolivianos de multa. O sea que si usted no logró hacer esta desprestigiada inspección mejor prepárese para que lo arresten sin respaldo de una ley para el efecto acompañado de su vehículo. Una maravilla tras otra.