La prosperidad de la economía boliviana

Esté uno en la posición que sea dentro del espectro político nacional, no se puede negar que en los últimos años la economía boliviana presenta cifras por demás positivas. Tampoco nadie puede negar que la prosperidad partió del sector externo, esto es, de las masivas exportaciones de gas a los países vecinos Brasil y Argentina. Tal situación se ha visto favorecida, sin duda, por el precio del petróleo, el cual ha alcanzado niveles que hace una década parecían inalcanzables. El resurgimiento del cártel del petróleo; la OPEP –que para el mismo jugo un papel preponderante el extinto presidente Chávez de Venezuela- y las guerras en Medio Oriente fueron determinantes en la elevación de los precios de los hidrocarburos.

Es cierto que gracias a los grandes flujos de recursos que la exportación de materias primas introdujo a la economía nacional, el mercado interno se fortaleció y, hoy por hoy, juega un rol muy relevante. Los servicios han crecido de manera excepcional (por encima del 300% en los últimos 6 años) lo propio ha ocurrido con el sector de la construcción y los transportes. El sector de la energía se robusteció y presenta ahora una proyección hacia la exportación de electricidad.

No obstante, esos grandes avances que fortalecieron el mercado interno no alcanzan todavía a ser lo suficientemente sólidos como para contrarrestar la caída que ahora sufren los precios de los minerales y la disminución de la producción de estaño. Añádase a esa tendencia, los elevados montos de dinero en efectivo recogidos con la emisión de los bonos estatales con las operaciones de mercado abierto del BCB o las ventas de bonos del Banco Unión. Estos bonos están destinados a disminuir las presiones inflacionarias que, en un clima económico muy activo, son inevitables pero que al haber sido emitidos en grandes volúmenes han constreñido, precisamente,  la dinámica desatada por los crecientes valores de las exportaciones bolivianas.

La actual situación, considero, no es para angustiarse demasiado. Los mercados de gas son en buenos años más, dos mercados cautivos que no presentan ni la intención ni la real posibilidad de sustitución por producción interna de Brasil y Argentina. La China y la India han disminuido sus niveles de crecimiento pero no al punto crítico que presenta gran parte de los países europeos. La economía estadounidense se recupera lentamente pero no es la más importante en relación a la prosperidad de la economía boliviana. Recuérdese que, particularmente Sud América, fue parte del auge en medio de la Gran Recesión que se inició a finales de 2007 y sus efectos aún persisten.

Bolivia puede pensar en que los tiempos de auge han pasado pero no se ha ingresado en una depresión ni de lejos. Se estima que este año la economía nacional crecerá en un 5,5% y se colocará entre las que mantienen un excelente índice comparada con los vecinos. Es cierto que muchas oportunidades de mayor potenciación de esta economía se han desperdiciado pero mientras dure la prosperidad nuevos derroteros económicos se pueden introducir para enmendar lo que hasta ahora no se hizo.