La quinua y la alimentación de los pobres
Leí un artículo en The Guardian de Londres referido a la quinua y cómo un alimento que antes comían los pobres de Perú y Bolivia se ha convertido en un alimento presente en cada vez más numerosas mesas de ciudades cosmopolitas. Un reciente artículo en Página Siete evidenció la presencia de este grano en múltiples centros comerciales del mundo desarrollado.
La autora del artículo en The Guardian, entre otros aspectos que toca, intenta mover la conciencia de los consumidores de quinua en Inglaterra en relación a que los pobres agricultores de Perú y Bolivia, debido a la creciente demanda internacional de este producto que ha hecho los precios trepen a niveles insospechados hace unos pocos años, deben privarse de él para saciar las mesas ya llenas de ciudadanos ingleses.
El tratamiento de temas como éste son, por lo general, controvertidos y, por lo tanto, conducen a discusiones para las que las que la fácil conclusión no es fácil de encontrar.
Gracias a esa gran demanda la producción de quinua llegó a pasar de 31 mil TM en 2009 a 48 mil TM en 2012 y superará las 85 mil en 2013. Más aún, las autoridades estiman que el valor de las exportaciones de quinua generó 85 millones de dólares en 2012. Valor que creció considerablemente en tan sólo un año puesto que en 2011 las exportaciones del cereal permitieron a Bolivia ingresar 63 millones de dólares; un significativo crecimiento de un tercio el valor del año anterior. Las autoridades para 2013 esperan que la superficie cultivada de quinua crezca de 95 mil hectáreas plantadas en 2012 a 150 mil; un alza próxima al 60%.
Sin embargo, se debe tener presente que no se exporta toda la producción. En 2012 lo exportado llegó a 26 mil TM que equivale al 54% de la producción total. Ciertamente una parte considerable llega al Perú como contrabando y se exporta como producto peruano. No obstante, una fracción sustancial permanece en territorio nacional y se consume por ciudadanos bolivianos.
El problema está en que los que consumen quinua no se encuentran los más necesitados del cereal. No sería sorprendente que éstos sean precisamente los productores del grano. Es muy posible que esto fuera así desde hace muchas décadas y, posiblemente, hace más de un siglo. De otra manera, la desnutrición en las poblaciones más pobres del país sería un fenómeno relativamente reciente, lo que desafortunadamente no es.
Cualquier preocupación acerca de la alimentación y nutrición de los más pobres en Bolivia requiere una solución que va más allá de un problema de conciencia por estar comiendo los productos que, de otra manera, estarían evitando hambre y desnutrición entre lo más pobres de esta sociedad.
No se puede dejar de exportar porque así se priva de un excelente ingreso monetario, precisamente, a los empobrecidos productores que pueden luchar fuera de este estado gracias a las exportaciones y buenos precios de su producto. Se trata de establecer una política que proteja de la desnutrición a los productores, no cabe duda. La misma, sin embargo, puede incluir la quinua o no.