Los sorprendentes saltos de los productos importados

Para nadie es secreto que las exportaciones bolivianas han crecido exuberantemente en los últimos 10 años; en 1994 alcanzaron a un poco más de 1.000 millones de dólares y a finales de 2013 un poco menos de 11.500 millones. Tal crecimiento ha venido acompañado de una ampliación de las importaciones igualmente cuantioso (de cerca los 1.200 millones a 9.300 millones entre los  mismos años).

Los recursos generados por las exportaciones se utilizan en comprar lo importado y si no son suficientes (como en 1994) el país se presta del exterior. Algo que no ha sido necesario desde 2004, año en el que Bolivia empezó a tener un saldo positivo en cuenta corriente, desde el más bajo de 289 millones, pasando por diversos montos fluctuantes, hasta el más alto que fue en 2012 con 2.964 millones de dólares.

No obstante estos saldos positivos que muestran que Bolivia exportó más de lo que importó, una pregunta oportuna es: ¿qué ha comprado el país al extranjero en el los últimos veinte años?

Los datos acerca del destino de las importaciones evidencian escenarios de elevaciones espectaculares en algunos productos y simplemente elevadas en otros. Por cierto, un tema que se repite desde antes durante y después del gasolinazo es la importación de hidrocarburos. Tomando como base de comparación dos períodos; 1999 a 2005 y desde 2006 hasta 2013, en el primero se acumuló un valor de 28 millones de dólares y, en el segundo, 5.674 millones o sea que la cantidad importada en este último período es 201 veces superior en comparación al primero.

Por cierto no sólo de combustibles están compuestas las importaciones bolivianas. Otros productos que muestran crecimientos no tan espectaculares como los hidrocarburos pero sí de notables aumentos son el material de transporte y tracción para el sector agrícola que ascendió entre los mismos períodos referidos de 44,5 millones de dólares acumulados a 412 millones (esto es 9,3 veces la primera cifra). La importación de vehículos particulares ascendieron casi 8 veces y otros equipo rodante de transporte cerca de 6 veces entre los mismos momentos. Con estos aumentos no es de extrañarse que las necesidades de combustibles tuvieron que crecer de la manera en que lo hicieron.

Debe quedar claro que otros productos subieron en similares magnitudes que los explicados, como es el caso de las bebidas y, para mi extrañeza, el tabaco (6,7 veces y 9,2 respectivamente). La mayoría de los otros productos, considerados en una suma acumulada para realizar la comparación entre dos períodos que muestran radicales diferencias, por supuesto que Bolivia importó en cantidades crecientes pero la gran mayoría está por debajo de 3,7 veces la magnitud del primer período respecto al segundo, como es el caso de alimentos y materias primas.

En conclusión, si en algo se gastó, más que otras cosas, la plata de las exportaciones que desde 2006 aceleraron su crecimiento, es en combustibles (sin incluir subsidios) y en medios de transporte de todo tipo.