DOS ECONOMÍAS Y DOS DISTINTAS VÍAS: ENTRE LA ESTABILIDAD Y EL AJUSTE

Bolivia avanza a paso de tortuga. Para darse cuenta de cuán rápido es el crecimiento económico de una economía corresponde compararla con otra. Bolivia es una economía pequeña que, si bien está calificada como país de ingreso medio por los organismos internacionales como el Banco Mundial o el FMI, no deja de ser una economía pobre y, al paso lento que va, tiende a ser no solo una economía pobre, si no también enana. Vale decir, es una economía de una producción total de bienes y servicios o de Producto Interno Bruto (PIB) relativamente pequeño y de un ingreso por persona que apenas aumenta año a año.

Tomo a la economía peruana para realizar la referida comparación. Una economía de características generales, muy similar a la boliviana considerando sus áreas geográficas de amazonía y sierra. Por cierto, no es comparable con la región costera y el número de habitantes, es casi 3 veces mayor al correspondiente de Bolivia.

Sin embargo, el número de habitantes en Perú ascendió en un 54% entre 1990 y 2022, mientras que en Bolivia la población creció en un 72%. Esto significa que el esfuerzo que Bolivia tendría que haber hecho en este periodo para lograr un crecimiento del producto equivalente al que alcanzó Perú debió ser mucho mayor. No obstante, el PIB peruano se multiplicó por 4 en el referido periodo frente al boliviano que tan solo se acrecentó 3 veces, ambos medidos a precios constantes de 2018. Graficamente esta relación se evidencia en una brecha creciente a lo largo de 32 años representados en el Gráfico 1.

Gráfico 1: PIB real de Perú y Bolivia, 1990-2022, en millones de dólares

Fuente: Cepalstat, elaboración propia

Por otra parte, al diividir el PIB real entre la población se obtiene el producto por persona para cada país. Este indicador, a través de los años, refleja el crecimiento del producto relacionado con la población de cada país. Nuevamente se puede observar una brecha que se amplifica a lo largo de las tres décadas comparadas entre Perú y Bolivia. De esta manera se tiene que el dato percapita para Perú creció casi dos y media veces en contraposición a un crecimiento menor a dos que alcanzó Bolivia. Esta brecha que se amplia, se observa en el Gráfico 2.

Gráfico 2     PIB por persona de Perú y Bolivia, 1990-2022, en dólares

Fuente: Cepalstat, elaboración propia

Para compensar el crecimiento poblacional, notablemente más elevado que el de Perú, se esperaría un gran esfuerzo productivo por parte de Bolivia. Por cierto, hay una serie de otras variables que se podrían comparar para llegar a un planteamiento más concluyente. No obstante, el camino recorrido por el Perú le ha permitido crear una economía solvente y estable, aunque se podría pensar que el menor crecimiento poblacional que experimentó, en el período aquí destacado, pudo ser suficiente para expandir la brecha en su favor al comparar esa economía con la boliviana,

 

Sin embargo, Perú tiene actualmente una solida economía que le ha permitido acumular unas reservas internacionales de cerca los 75.000 millones de dólares. Para mantener los precios subvencionados de la importación de hidrocarburos y algunos productos alimenticios, Bolivia contiene la inflación sacrificando las reservas internacionales y las de la banca central y comercial. No se tiene una alternativa claramente definida de lo que hará el gobierno para solucionar los aprietos que hoy vive la población, ni tampoco los del propio gobierno.

 

En esta perspectiva, la inflación parece ser como la gran política encubierta que se ejecuta por un desorientado gobierno, para licuar los pasivos o la abultada deuda interna. Para la externa solo con los dólares, que no se tienen, se la puede pagar.  O sea, para el gobierno, la inflación de precios actual y la que se avecina por la falta de dólares en los mercados, logrará la respuesta política necesaria para que la población acepte el ajuste que, cada vez, se mostrará para la población como necesario e inevitable. Para el gobierno, parece ser que el único medio para que el público acepte las medidas de ajuste, sin generar una gran convulsión social. De esta manera, será el resultado de no encontrarse otra alternativa para levantar subvenciones, devaluar el boliviano, y sincerar los precios relativos. Esto puede comprar tiempo al gobierno que, por ahora, parece ser que solo ve esta salida que es la del desastre. Llegado el momento, más tarde o más temprano, la economía necesita una inyección de dólares de al menos 5.000 millones de dólares. Inyección que parece solo podrá venir del Fondo Monetario Internacional.