EL JUEGO DE LA VIDA Y LOS SEGUROS

Por: Mauricio Franco M.

Cuando era niño me encantaba jugar juegos de mesa con mi familia y amigos, entre mis favoritos estaban aquellos en los que competías para obtener más ingresos o llegar a la meta antes que los demás, como: “Monopolio”, “Juego de la vida”, “Serpientes y escaleras”, entre otros.

Estos juegos, aunque parecían solo un simple entretenimiento, traían consigo importantes lecciones para la vida adulta, muchos de ellos nos enseñaban sobre estrategias, administración de recursos, inversión y, en algunos casos, incluso a prever riesgos mediante la adquisición de seguros.

En estos juegos, con solo lanzar un par de dados o girar una ruleta, podíamos avanzar o caer en una casilla de penalización, las distintas casillas del juego, nos brindaban beneficios o nos imponían castigos, según las reglas de cada juego y nos enseñaban que tanto el azar como nuestras decisiones pueden alterar el rumbo de nuestra partida.

Lo que emula la vida real, con la gran diferencia que estos juegos duraban entre minutos a unas cuantas horas, dependiendo la cantidad de jugadores y el juego en sí mismo, simulando en ese corto período toda una vida y cómo llegaríamos a la meta tras las distintas decisiones tomadas, algunas veces como ganador y otras no.

La vida real es, en muchos aspectos, similar a un juego de mesa; aunque mucho más extensa y compleja. A medida que tomamos decisiones, vamos creando nuestro propio camino, con momentos de éxito y otros de parada o retroceso. Al igual que en un juego, enfrentamos situaciones inesperadas que pueden llevarnos a avanzar o retroceder; cada decisión, marca la dirección en que se desarrollará nuestra historia.

En el juego “Serpientes y escaleras”, lanzamos los dados y podemos caer en una casilla que nos permita subir rápidamente, lo cual en la vida real puede representar un avance profesional, personal o espiritual, donde la preparación y la oportunidad confluyen para ayudarnos a progresar. Sin embargo, también existen las “serpientes” que nos obligan a retroceder y comenzar de nuevo, momentos en los que necesitamos tomar un respiro, aprender de la experiencia y, cuando nos toque nuevamente, levantarnos y seguir avanzando.

A diferencia de los juegos de mesa, en la vida real existen herramientas para mitigar el impacto de esos “retrocesos” y ayudarnos a proteger lo que hemos construido, que son los seguros, que son una especie de carta de ventaja, que nos permite enfrentar con mayor seguridad los imprevistos.

Los seguros funcionan como un respaldo financiero ante eventos que pueden afectar nuestra integridad física, como problemas de salud, accidentes o incluso la muerte. Además, protegen nuestros bienes materiales ante daños por incendios, desastres naturales o vandalismo y daños por terceros, ya sea en nuestras casas, negocios, fábricas o vehículos. En esencia, un seguro nos ayuda a recuperar nuestra posición económica en caso de enfrentar un siniestro, asegurando que un evento desafortunado no desmorone nuestras finanzas ni nuestro bienestar.

Algunos podrían pensar que, en lugar de contratar un seguro, el ahorro o la creación de un plan de gestión de riesgos pueden ser suficientes. Si bien son útiles, el seguro es el mecanismo financiero más adecuado para evitar la pérdida de capital, ya que su costo es significativamente menor que el impacto económico de reemplazar bienes o cubrir gastos médicos con nuestros propios recursos o mediante la venta de activos.

En otros juegos de mesa, como “El juego de la vida”, se nos presentan decisiones similares a las que enfrentamos en la vida real: iniciar estudios o una carrera profesional, comprar un automóvil, adquirir acciones y, opcionalmente, contratar un seguro de vida. Estas decisiones nos enseñan que invertir en un seguro, aunque tenga un costo, puede ser decisivo para alcanzar nuestros objetivos y protegernos de los altibajos inevitables que nos esperan en el camino.

Cada juego de mesa nos deja lecciones y comparaciones valiosas para la vida real, mostrándonos la importancia de prever riesgos y tomar medidas para mitigar el impacto de los eventos inesperados. La previsión mediante seguros es una de las mejores formas de protegernos y asegurar el bienestar de nuestras familias, patrimonio y empresas.

Un evento negativo, o “siniestro” como se le llama en la jerga aseguradora, siempre tendrá un impacto en nuestras vidas, ya sea en temas de salud o pérdidas materiales. Si bien el seguro no puede evitar que estos eventos ocurran, sí nos permite enfrentar sus consecuencias, recuperarnos y continuar con el respaldo financiero que teníamos antes del evento.

En definitiva, la cultura de la previsión y la protección mediante seguros es fundamental para el desarrollo de individuos, familias y empresas. Contar con una póliza de seguro es una inversión y una previsión que nos da el respaldo necesario para “lanzar los dados” y seguir adelante en el juego de la vida, sin desventaja y con nuestro patrimonio intacto.