Nuevos datos sobre el consumo de arte en Bolivia
La Encuesta de Hogares 2017 del Instituto Nacional de Estadística (INE) es probablemente la primera fuente de datos representativos a nivel nacional sobre el consumo de algunas formas de arte en el país. Este es -o debería llegar a ser- un insumo de alto valor para la toma de decisiones de las autoridades del área, gestores culturales y demás involucrados, especialmente por el hecho de que no solo permite recoger información general sobre el tema, sino también caracterizar de forma individual al consumidor actual y potencial de los productos que la industria ofrece. En el siguiente resumen de algunos de los resultados principales de la encuesta, centraremos nuestra atención en personas mayores de 18 años del área urbana (que bajo las definiciones de la encuesta incluye no solo a ciudades capitales, sino también a otras localidades altamente pobladas).
Se observa inicialmente, y probablemente no muy lejos de nuestras sospechas, que solo el 5.2% de los adultos del área urbana asistieron como espectadores a obras de teatro a lo largo de 2017. De entre los asistentes, solo el 63% pagó por su entrada (el restó disfrutó del espectáculo de forma gratuita).
Probablemente para sorpresa de muchos, la asistencia a conciertos de cantantes y grupos nacionales es aún menor, llegando al 4.5%. Sin embargo, el porcentaje de personas que pagó por entrar a dichos conciertos es ligeramente mayor al del caso del teatro, alcanzando un 69%. La asistencia a conciertos de artistas internacionales es algo más baja, pero las entradas se compraron en el 78% de los casos.
Las artes audiovisuales se encuentran en una posición mucho mejor, ya que un 16.6% de los adultos del área urbana afirman haber asistido al cine en 2017. Sin embargo, apenas el 1.4% se hizo presente en las salas para ver al menos una película boliviana.
Para poner estos datos en contexto, según la Encuesta Básica Anual sobre Artes de Estados Unidos de 2015, el 31% de los adultos estadounidenses asistieron a algún concierto, obra de teatro o danza ese año (porcentaje que para el área urbana de Bolivia llega al 13%, incluyendo fiestas folklóricas). La diferencia es aún más grande en asistencia al cine, que en EEUU llegaba al 58%.
Los porcentajes de asistencia al teatro, conciertos y cine no son radicalmente diferentes si solamente tomamos las zonas urbanas que el INE considera pertenecientes a un estrato socioeconómico alto (suben al 9.4%, 7.5% y 26.1% respectivamente). Esto es un indicio de que el problema no está en que la plata no alcanza, sino en que no existe un hábito de asistencia a espectáculos artísticos en el país.