Coronavirus: Paños tibios para condiciones económicas que arden

Los anuncios oficiales( Página Siete, 18, marzo, 2020) hablan de una inyección de 11.700 millones de bolivianos (1.700 millones de dólares) a la economía nacional que no llega a ser ni un medio por ciento del PIB. Aunque en los hechos son, al menos 7.000 millones menos, se pueden considerar que muestran buena voluntad, pero, indudablemente, son tímidas en relación a las dimensiones que alcanzará en este territorio la crisis económica que ya se mostraba desde hace un lustro y es magnificada por la pandemia del coronavirus. Según varios estudios que advierten sobre esta infección, el virus no se manifiesta inmediatamente, aunque su impacto lo hará y puede estimarse entre 6 y 27 veces los casos detectados de acuerdo al completísimo estudio publicado en: Coronavirus: Por qué debemos actuar Ya

Esto es, por persona que se infecta habrá entre 6 a 27 que, a su vez, se infectan y el proceso continúa con un crecimiento igual de exponencial en las tres primeras semanas. De los 19 casos detectados en Bolivia al 21 de marzo de 2020 se puede estimar que posiblemente ya son entre 114 y 513 personas con el coronavirus en su humanidad y que, si no siguen procedimientos de higiene, ellos y aquellos con los que se contacten, la cadena contaminante enfermará a miles en un tiempo relativamente corto. Esta evolución, no obstante, alcanza un pico para luego descender. Además, previenen que existe una segunda ola que remontará los casos, aunque con menos severidad. Con medidas de prevención se puede disminuir la curva de expansión del contagio considerablemente, pero difícilmente se puede esperar que desaparezca súbitamente.

Miles de personas se verán impedidas de trabajar por la enfermedad y muchos cientos de miles más no podrán hacerlo por las medidas preventivas que, sin duda, deberán aumentar en su severidad.  Este es el impacto mayor que se evidenciará en las familias bolivianas, con la secuela de la caída de ingresos y disminución del consumo familiar.

Los 3.900 millones de bolivianos, por el diferimiento del pago de Impuestos a las Utilidades de las Empresas (IUE), favorecerán a los empresarios, pero no necesariamente garantizan la continuidad del funcionamiento del aparato productivo. Aún si se condicione su efecto a que las unidades productivas continúen produciendo, es posible que la severidad de la epidemia exija que cierren las fuentes de trabajo por inasistencia de sus trabajadores, la dureza de la infección y principalmente, por la caída de la demanda de sus productos ¿Los empresarios beneficiados con esa medida estarán obligados a mantener los puestos de empleo que ya no necesitarán porque la disminuida demanda de sus productos les obligue a bajar la producción y el número de esos puestos?

Un ejemplo de la situación de empleadores y trabajadores se ve en el sector turismo. Emplea unas 100 mil personas directamente y crea empleo para al menos 400 mil indirectamente. Un sector que esperaba atender a un millón de turistas este año que ya no vendrá a Bolivia y, por lo tanto, se generará una pérdida calculada en 400 millones de dólares. Cifra nada despreciable que se multiplica en 3 ó 4 veces si se añade las pérdidas de los otros servicios colaterales ¿Cómo asistirá a este sector el paquete financiero del gobierno? Empleadores que prescindirán de sus trabajadores y estos se verán sin ingresos. Los servicios complementarios del sector se verán en similar situación ¿Quién les dará una mano?

Una respuesta de texto macroeconómico es la de permitir que los mercados se ajusten por si solos y que de existir intervención estatal no exija mayor gasto fiscal, y menos aún, comprometer las finanzas públicas con emisiones de la banca central. Dentro de la misma línea de pensamiento ortodoxo se puede recomendar que, los que ahora no tienen ventas y carecen de recursos, acudan a su banco, se endeuden y paguen en el futuro a cómodos y largos plazos. De esta manera, se protege a los que tienen plata y se deja desamparados a los más afectados, primero, por la pérdida de dinámica económica que se inició en 2014 y ahora se ven golpeados por los efectos siniestros de la epidemia.

Si quiebran, ya fuera del texto universitario, se puede recurrir a la historia de José como ejemplo a seguir (me refiero al bíblico, a quien vendieron sus hermanos y llegó a ser un gran asesor económico, Gn. 47, 13-26). José administró grandes cantidades de trigo del faraón acumulado durante el auge agrícola egipcio de esa época. Llegada la declinación del ciclo, aquellos que producían para subsistir y a quienes, por supuesto, la acumulación de trigo les era una imposibilidad material, compraron a José el trigo, primero por dinero, luego por propiedades (ganado y tierras) y, finalmente, por el trabajo y su humanidad; su destino fue la esclavitud del que no posee ya con que pagar. En esta época ya no hay ese tipo de esclavitud, pero si se evita diseñar un programa de efectivo apoyo a los pequeños y medianos productores, a los choferes asalariados, a los auto-empleados, a los vendedores ambulantes o en mercados populares y otros innumerables grupos que constituyen la parte medular de esta economía, estos no se volverán esclavos tan solo convivirán con su pobreza ¿?.

Con un criterio de defensa del acreedor (léase banqueros), la suspensión del pago de la cuota de capital en los dos próximos meses apenas da un pequeño suspiro a los deudores que vean sus medianas o pequeñas empresas afectadas o sus ingresos disminuídos. Parte del paquete de los 11.700 millones de bolivianos, incluye por este concepto, de supuesta asistencia a los deudores al sistema financiero, 7.000 millones de bolivianos. No es una condonación de los 7.000 millones, es una suspensión temporal del pago que no necesitaba, en los hechos, incluirse de los originales publicitados 11.700 millones.

Es un criterio positivo de asistencia a las familias que recibirán 500 bolivianos por cada hijo inscrito en colegio fiscal. Se calcula que son un millon 500 mil niños elegibles con este benefcio. O sea, 750 millones de bolivianos en total llegará directamente a beneficiar a las familias de esoso niños. Esto es, el 6,5% del total del paquete calculado por el gobierno. Nótese que no son un millon y medio de familias favorecidas porque hay familas que tienen dos o más hijos. Asimismo, no todos los que tienen hijos en colegios fiscales son necesariamente los únicos que necesitan un apoyo monetario ¿Qué pasará con las familias sin hijos o las madres gestantes, puérperas o que sus infantes no tienen edad de ir al colegio? ¿Y qué de los ancianos que solo tienen su renta dignidad y dependen de sus hijos que por la plaga se ven privados de ingresos para subsistir? Por supuesto, no hay transferencia para ellas.

Es momento de repensar las medidas que el gobierno ha lanzado para enfrentar el inclemente impacto que ha causado, causa y causará el coronavirus en la economía nacional. Se requiere que las medidas no sean tibias ni apáticas ante un clima que subirá la temperatura del desempleo y posible recesión de la economía.

Organismos internacionales, como el Banco Mundial (véase recuadro), ya han establecido recursos “para ayudar a las empresas privadas y los empleados afectados por la desaceleración económica que generó la expansión de la enfermedad”. Lo propio acontece con el BID que  “está evaluando las consecuencias económicas de la pandemia en sus países miembros y contemplando alternativas para brindar recursos que los ayuden a amortiguar sus efectos a mediano y largo plazo” (BID listo para ayudar a países miembros a combatir el coronavirus).

El gobierno debe coordinar sus acciones con estos organismos, otros internacionales y con todas las instituciones nacionales que expresan su disposición para generar un plan de empleo con visión de la coyuntura y del futuro inmediato y mediato. Esta puede ser una situación que obligue a los bolivianos a pensar el futuro de la economía y del desarrollo de esta sociedad desembarazados de los apetitos personales, alejados de las ambiciones políticas y despojados de las divisiones que fueron alentadas en el pasado cercano. Puede ser el momento de plantear respuestas a los desafíos que enfrenta la sociedad en la generación de energía no convencional, en la producción que paulatinamente abandone el extractivismo que aprisiona a esta economía, en la generación de empleos productivos y dignamente remunerados, en la creación de oportunidades que liberen a los bolivianos de la precaria salud y de la mediocre educación. Y, finalmente, se pueda diseñar un aparato productivo que desacople a Bolivia de una economía industrial que no es la más adecuada a las riquezas naturales que guarda este territorio y que, hoy por hoy, son desaprovechadas. 

La guerra biológica que ataca a Bolivia requiere mucha más creatividad que la demostrada hasta ahora. Se hace necesario crear fondos de asistencia para los productores de pequeña escala con 10 o menos empleados, como también para los pequeños servicios que se ven obligados a cerrar temporal o definitivamente su atención al público. Y, principalmente, no se puede olvidar que esta es una economía en el que la población trabajadora es informal en un 80%. Para este extenso grupo humano de ciudadanos bolivianos es necesario desarrollar un plan de asistencia inmediata que va más allá de los impuestos (que con certeza no pagan porque no califican para hacerlo) o de las moras en los pagos por créditos asumidos (que sin duda no trabajan con bancos). Esta es la población que más sufrirá el impacto de la cuarentena estricta; no puede vender el café o el jugo de naranja en la calle, no puede lustrar zapatos o lavar autos, menos cuidarlos. Si no se crea un programa de transferencias directas o de empleos en grandes obras públicas para este grupo mayoritario de la población, cualquiera puede dudar de la necesidad de un gobierno democrático.

El Banco Mundial: su respuesta a pandemia y la desaceleración económica

CIUDAD DE WASHINGTON, 17 de marzo de 2020. Los Directorios Ejecutivos del Banco Mundial y la Junta de Directores de la Corporación Financiera Internacional (IFC) aprobaron hoy un aumento que lleva a USD 14 000 millones el paquete de financiamiento de desembolso acelerado para ayudar a las empresas y los países en sus esfuerzos por prevenir, detectar y atacar la rápida propagación de la COVID-19. Con este paquete se reforzarán los sistemas nacionales de preparación en la salud pública, en particular en lo que respecta a la contención, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.

IFC, miembro del Grupo Banco Mundial, incrementará su financiamiento relacionado con la COVID-19 de USD 6000 millones a USD 8000 millones, como parte del paquete total de USD 14 000 millones, para ayudar a las empresas privadas y los empleados afectados por la desaceleración económica que generó la expansión de la enfermedad.

La mayor parte del financiamiento de IFC se destinará a las instituciones financieras clientes, de modo que puedan continuar ofreciendo financiamiento para el comercio, respaldo al capital de trabajo y préstamos a mediano plazo a empresas que sufren interrupciones en sus cadenas de suministro. La respuesta de IFC también ayudará a los clientes actuales de sectores económicos directamente afectados por la pandemia —como el turismo y las manufacturas — para que puedan continuar cubriendo sus costos. El paquete también beneficiará a sectores que participan en la respuesta a la pandemia, como el sector de la atención de la salud y los segmentos conexos, que enfrentan una mayor demanda de servicios, equipos médicos y productos farmacéuticos.

“Es esencial acortar el tiempo que transcurra hasta la recuperación. Este paquete constituye una forma de apoyo urgente a las empresas y sus trabajadores para reducir el impacto financiero y económico de la propagación de la COVID-19”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial. “El Grupo Banco Mundial se ha comprometido a brindar una respuesta rápida y flexible basada en las necesidades de los países en desarrollo. Las operaciones de apoyo ya están en marcha, y las herramientas de financiamiento ampliado que se aprobaron hoy ayudarán a sostener las economías, las empresas y los puestos de trabajo”.

Fuente: La respuesta del Grupo Banco Mundial a la COVID-19 aumenta a USD 14 000 millones para ayudar a sostener las economías y proteger el empleo