CRISIS BANCARIAS Y PREMIOS NOBEL DE ECONOMÍA
La Real Academia Sueca de Ciencias se inclinó este año en otorgar el Premio Nobel de Economía a los economistas estadounidenses Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig, por sus contribuciones al entendimiento del rol que juegan los intermediarios financieros, las causas y consecuencias de las crisis bancarias y cómo prevenirlas.
Estos aportes destacan la importancia que cumplen los intermediarios financieros en el sistema capitalista. Canalizan el ahorro para re-direccionarlo a la inversión, facilitando el equilibrio de la identidad contable que debe existir entre ambas variables. Esta tarea requiere transformar activos líquidos de corto plazo en pasivos de larga madurez para lo cual crean dinero segundario mediante depósitos en el primer caso y otorgan créditos en el segundo. Empero, estos autores afirman que la actividad de intermediación financiera entraña un alto riesgo. Si todos los depositantes requiriesen su dinero a la vez, originando una corrida bancaria, las entidades financieras no tendrían cómo satisfacer la demanda del público sin tener que incurrir a grandes pérdidas por liquidar sus inversiones anticipadamente. La quiebra de un banco encarece el costo del crédito y reduce su disponibilidad y puede arrastrar a la economía real al terreno de los números negativos.
A partir de un modelo de contratos óptimos con corridas de depósitos estocásticos, Diamond y Dybvig (1983) revalorizan la importancia de contar con un seguro de depósitos y servicios de liquidez permanente de corto plazo provistos desde el banco central como medida de prevención. Este modelo se aparta de la aproximación tradicional que surgía que la corrida bancaria se producía -como una acción para minimizar las pérdidas- cuando los activos líquidos no cubrían a los pasivos, véase Bryant (1980).
Según estos economistas, cuando ocurre un cambio de expectativas por la cual los agentes entran en pánico, se produce una corrida bancaria. Si la entidad financiera no cuenta con un activo líquido de corto plazo para atender la demanda por circulante, esta corrida termina distorsionado los incentivos, genera una distribución ineficiente del riesgo entre depositantes afectando a toda la economía en su conjunto. En este sentido, el Estado a través de su banco central cumple una función esencial como prestamista de última instancia que es vital para el buen funcionamiento de los mercados financieros.
Bernanke (1983) por su parte, se concentra en explicar las consecuencias de las corridas bancarias en términos de la eficiencia asignativa del mercado financiero. Bernanke otorga una explicación alterna a través del canal del crédito para explicar la prolongada recesión de la década de 1930 en EE.UU., reconociendo que los mercados financieros son imperfectos. Las perturbaciones financieras reducen el proceso de asignación de créditos, debido a que elevan el costo de la intermediación financiera y limitan la disponibilidad del crédito.
Cuando un banco quiebra como ocurrió en durante la Gran Depresión, la información relevante sobre la calidad de los prestatarios se pierde. Los nuevos intermediarios que surgen en sustitución de los antiguos no cuentan con la misma información sobre la calidad crediticia de sus demandantes, elevando el costo de la intermediación y/o retrasando su reactivación. Esta hipótesis rompe con la aproximación monetarista de la época acuñada por Friedman y Schwartz (1963), que atribuía la duración de la recesión norteamericana a la persisten contracción de la oferta monetaria.
Junto con Mark Getler también realizó otras contribuciones como el principio del acelerador financiero Bernanke, Getler y Gilchrist (1987), según el cual los choques adversos en la economía pueden verse amplificados por el empeoramiento de las condiciones del mercado financiero. En otros trabajos, valiéndose de la información asimétrica entre prestatarios y prestamistas, analizó los costos de agencia para explicar las fluctuaciones del ciclo económico Bernanke y Getler (1986) y la fragilidad financiera en el proceso de financiamiento de la inversión sobre la calidad de los proyectos de inversión y el esfuerzo del prestatario, Bernanke y Getler (1987).
Bernanke sugiere que las instituciones pueden afectar el costo de transacción de los intermediarios financieros, por lo cual se debe velar por su buen funcionamiento y evolución en el tiempo. En otra publicación Diamond (1984), desarrolla una teoría sobre cómo reducir los costos del monitoreo de la información mediante la diversificación de los intermediarios financieros. Todas estas teorías, formaron parte de la floreciente literatura del siglo pasado que estudió la teoría de juegos, las asimetrías de información, el problema del principal-agente, la teoría de contratos aplicados al mercado financiero. El mérito de estos autores fue de ofrecer modelos matemáticos consistes con las intuiciones informales sobre el papel de los intermediarios financieros.
Han pasado cerca de 40 años desde que se platearon estas teorías, desafortunadamente, las corridas bancarias están muy lejos de desaparecer y, por el contrario, se han convertido en un rasgo común del sistema capitalista global y parecen repetirse con cierta frecuencia. La revista británica The Economist, en relación al aporte de los laureados destaca que: si bien los bancos son esenciales para las economías también son peligrosos. La desregulación financiera ha hecho que los bancos sean más competitivos, pero al mismo tiempo más vulnerables. Estos aportes no evitaron que se produzca la crisis financiera internacional de 2008, a pesar de las advertencias sobre los peligros de la desregulación financiera. Para que la teoría acompañe la práctica, es necesario fortalecer la institucionalidad financiera con mejores prácticas regulatorias.