Economía Política Y Simplemente Economía

Yo puedo estudiar economía desde la perspectiva de un individuo, de un mercado, de un punto en el tiempo. También puedo hacerlo desde un amplia visión de conjunto cuyas partes son vitales para entenderlo, aunque es en su interacción que verdaderamente se aprecia su comportamiento. Existen muchas distintas posibilidades de mezclar estas dos extremas concepciones. 

Si una persona intelectualmente inquieta trata de entender la economía  de una región, un país o el mundo, puede hacerlo desde la observación de algunos datos referidos a  un momento determinado o desde la perspectiva del gran angular que muestra el conjunto de una serie de hechos en el tiempo y en el espacio. 

En el primer caso, es algo así como tomar una simple fotografía en un par de segundos. O, si se quiere, es como ver la vida hecha por instantes, como dice el poema de Nadine Stair, atribuido a Borges, “de eso está hecha la vida, sólo de momentos”. Por cierto, así obtendrá una percepción de fracciones del tiempo más o menos hilvanadas, o simples representaciones desarticuladas, incluso pueden tender a un punto o estado de equilibrio. Por supuesto que tendrán sentido, y no se exige que los desperdigados acontecimientos se engarcen en una visión de conjunto.

En el segundo caso, se trata de ver los hechos interrelacionados, que se afectan constantemente y lo que un momento es efecto puede luego ser causa y viceversa. Una interrelación de acontecimientos que en su conjunto significan mucho más que la unidad aunque esta es distinguible y contiene los gérmenes o la información de la totalidad.

Los distintos métodos utilizados en las ciencias sociales presentan elementos de ambas en mayor o menor proporción, con referencias implícitas o explícitas para destacar un aspecto de la realidad estudiada. Por supuesto, también están presentes en el estudio de la economía política. Por cierto, en este artículo, si bien se habla de economía y economía política como distintas disciplinas, lo cierto es que la economía es parte de la misma disciplina; la economía política. 

No es un renacimiento, es una creciente conciencia de una visión teórica que posee la riqueza que permite entender la complejidad de la realidad. Una conciencia que paulatinamente encuentra en el pensamiento económico de Karl Marx un poderoso instrumento para realizar la difícil tarea de comprender el funcionamiento de las partes dentro de un todo que por su naturaleza es abigarrado y abundante en sutilezas.

Marx pertenece a la vieja escuela clásica de la economía política. Vieja porque podemos referirla al siglo XVIII, pero, con una vigencia que supera el tiempo. Y esto es verdad para tanto para Smith como para Marx u otros autores que merecen ser leídos y releídos. 

En la actualidad muchos académicos y no académicos, economistas, políticos y muchas personas entienden que el nombre de Karl Marx es sinónimo del llamado “socialismo real”. Es como confundir la bomba atómica con las teorías de Albert Einstein. Las aplicaciones de las más diversas teorías pueden aproximarse tanto a lo estudiado o enunciado por los teóricos como pueden alejarse hasta perderse en nuevos campos o aplicaciones de lo más diversa, crueles, piadosas, descabelladas o sublimes. No se puede culpar de lo que cualquier ser humano o grupo de ellos hace con lo que otro elaboró en sus propias teorías.

Esto que tantas veces se hace me impulsa a estudiar de cerca la economía política y desde este estudio intento mostrar a una visión que se aproxime, espero, con mayor genuinidad al trabajo que Marx realizó. No es mi intención hacer apologías ni exegesis. Tan solo quiero mostrar mi forma de leer a Marx que considero cumple lo expresado dos líneas arriba. Por ahora, dejo esta tarea para próximos artículos.