¿Vida o Muerte?

Lunes, 30 de julio del año 2018, aproximadamente medio día. Acaba de dar su último aliento de vida una de las pacientes de la unidad de Oncología de la Caja Nacional de Salud, quien, hace exactamente un mes, estaba de pie luchando junto a otros pacientes por una misma causa: la continuación del tratamiento de radioterapia que desde el mes de febrero había sido interrumpido.

Mientras esto acaba de acontecer, el mundo sigue girando y el país sigue buscando nuevas mejoras económicas y sociales que permitan el tan ansiado “vivir bien” que el gobierno boliviano promete a todos los ciudadanos, sin percatarse que, día a día cientos de ellos luchan por un día más de vida en la cama de determinado hospital o de lo contrario, buscan otra opción o alternativa que les permita aliviar su malestar, ya que no cuentan con los recursos económicos para cubrir el tratamiento que se requiere para luchar contra el cáncer.

En tanto no veamos de cerca esta enfermedad en nuestro círculo familiar o social, no podremos darnos cuenta de la implicancia que tiene a nivel personal, familiar, económico y social.

El golpe emocional que causa esta noticia, no solo golpea anímicamente a la persona, sino también a la familia que en medio del dolor busca asistencia médica para su ser querido y el cómo costearla.

¿Qué encuentra el paciente en su búsqueda de salud?   

Encuentra un Hospital de Clínicas con un sólo aparato de radiología que atiende al menos 50 pacientes al día, el cual, según uno de los especialistas de este centro hospitalario, es de los años 50; y cuyo tratamiento cuesta alrededor de los Bs 4.000.

Una sala para recibir tratamiento de quimioterapia con aproximadamente 15 camas y un costo de Bs 2.550 por mes (Bs 85/día), una sala de cirugía oncológica con 20 camas para internación y que al igual que en otras salas de este centro hospitalario, por lo general carece de camas disponibles.

En caso de que se cuente con un seguro de salud como el de la Caja Nacional de Salud (la minoría de la población boliviana) podrá acceder a un tratamiento de quimioterapia teniendo que esperar por tiempo indefinido hasta que le puedan asignar una cama. Y si en caso requiriese radioterapia, tendría que sumarse a la larga lista de espera de los asegurados que están recibiendo tratamiento conforme al convenio realizado entre la Gobernación, el Servicio Departamental de Salud (Sedes) de La Paz y el Centro Médico IBRO, cabe resaltar que actualmente este Centro Médico ubicado en la ciudad de El Alto no está recibiendo nuevos casos por falta de fondos, esto debido a que el convenio fue firmado para la atención de una determinada cantidad de pacientes y se ha producido una excesiva demanda que ocasionó un desajuste en los 800 mil bolivianos que proporcionó la Gobernación para el alquiler del Equipo de Radioterapia.

Buscando opciones, llegamos a las instituciones privadas donde encontramos el acelerador lineal en el Centro Médico IBRO, el cual brinda tratamiento de radioterapia con este equipo, del cual solo existe un ejemplar en la ciudad de La Paz y cuyo tratamiento por una cantidad determinada de sesiones tiene un costo de $us 4.000 o de Bs 28.000 aproximadamente. El cual, por cierto, no se encuentra al alcance de la mayoría de los pacientes debido a que los bajos ingresos con los que cuentan, los limitan a buscar como prioridad el poder alimentarse y alimentar a su familia.

¿Hay garantía por obtener un sistema de salud digno?

El problema de la salud ha dejado de ser individual y se ha convertido en un problema social público en el que es indispensable que  intervenga el gobierno destinando recursos económicos para poder brindar un Sistema de Salud digno y de calidad que garantice atención médica al ciudadano boliviano sin distinción de edad, ni clase económica.

En Bolivia, al Estado se le asigna el rol de controlador público de los sectores estratégicos de la economía con el fin de fiscalizar el excedente y lograr una mejor redistribución de la riqueza, la cual debe tener prioridad en ser utilizada en pro de las necesidades más básicas de la población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “un buen sistema de salud no sólo toma en cuenta la salud de las personas sino el trato que ellas reciben del mismo”, es decir, el gobierno boliviano debe reflexionar sobre la carencia que tiene nuestro país para atender con calidad y calidez a ciertos grupos vulnerables.

El Plan Sectorial de Desarrollo 2010-2020 es la propuesta que tiene el actual Gobierno para la solución de este problema, el mismo presenta un conjunto de acciones enfocadas al desarrollo de la participación social y a la actuación intersectorial sobre las determinantes de la salud, desarrolla alianzas estratégicas y corresponsabilidad entre personas, grupos comunitarios, profesionales de la salud, instituciones del sector y gobiernos.

Su propósito es consolidar el ejercicio del derecho a la salud a partir de la construcción y desarrollo del Sistema Único de Salud Familiar Comunitaria Intercultural, con acceso universal sin costo en el punto de atención, con rectoría del Ministerio de Salud y Deportes.

Este Plan Sectorial presenta también fuentes de financiamiento para su implementación, estas son diferentes según el sub-sector considerado, algunos de éstos son:

  • Financiamiento del Sub Sector Público (TGN, Recursos de Coparticipación Tributaria, IDH, Créditos o Donaciones de países u organismos internacionales, a corto plazo los aportes de los empleadores para afiliar a sus asalariados y los pagos realizados directamente por el usuario el cual desaparecerá con la gratuidad de acceso)
  • Financiamiento del Sub Sector Privado (Pagos directos realizados por los usuarios cuando utilizan servicios de salud privado, cotizaciones a seguros de salud privados y recursos provenientes de países u organismos internacionales en caso de servicios de salud privado sin fines de lucro)

Analizando este plan sectorial de desarrollo 2010-2020 que se direcciona hacia un seguro de salud universal, podemos observar que en sus dos subsistemas: público y privado, estos no se complementan y no llegan a cubrir ni a un 30% de la población boliviana. En otras palabras, si no se realizan acciones y medidas óptimas, llegará el año 2020 y la situación seguirá igual o peor.

Si bien el sector estatal en salud ha ido creciendo en cierta medida, no lo ha hecho acorde al crecimiento de la población y a la tendencia creciente de las enfermedades, como es el caso del cáncer; no se cuenta con el espacio, infraestructura y equipo adecuados para la atención de los casos que día a día se van presentando. Tampoco se le ha dado la importancia debida a la remuneración de los recursos humanos de este sector (tanto de médicos y enfermeras), que son fijados por el Estado sin tomar en cuenta criterios de calidad y eficiencia.

Los problemas de salud en Bolivia; tomando en cuenta en específico los casos de pacientes con cáncer, no son debidamente atendidos por la pobreza en la que vive una parte representativa de la población boliviana. Además de ello, existe una mala distribución geográfica de personal médico en este  sector, acentuando este problema en gran magnitud, dejando totalmente desprotegidos a los habitantes de las zonas más alejadas del país.

Hay que considerar también que el PIB per cápita boliviano ha ido creciendo en el transcurso de estos últimos años, sin embargo, esta variable no está distribuida de forma equitativa. Por tanto, hay un porcentaje de personas que sí podrían pagar los gastos de su atención en salud, en desmedro de aquellas que a veces  se resignan a seguir el proceso de su enfermedad con lo mínimo de atención medica profesional y de otras pocas que consiguen ayuda de alguna institución o de campañas realizadas por personas solidarias.

Alternativas de mejora

Se estima que con una mejor distribución del personal existente en los diferentes niveles de atención en salud se podría cubrir por lo menos una parte de los múltiples requerimientos que se tienen en diferentes localidades de nuestro país para atender el cáncer.

Otro factor que podría ayudar en este problema es incrementar la participación del sector privado en el sistema de salud. Este sector podría proveer de nueva infraestructura e inversiones en tecnología (equipos), capacitación y especialización que el sector público hasta la fecha no ha logrado alcanzar, puesto que este último utiliza recursos propios para el gasto corriente y depende de recursos externos (donaciones y créditos) para proyectos de inversión en salud.

Podemos concluir que se requiere con carácter de URGENCIA mejorar tanto la asignación de los recursos económicos como la eficiencia del Sistema de Salud Público para incrementar la cobertura de atención médica para la población boliviana en general, y en específico la provisión de hospitales oncológicos óptimamente equipados en cada uno de los departamentos de Bolivia. Así, para todos aquellos bolivianos que padecen este mal puedan asistir a hospitales que ofrezcan a los ciudadanos la oportunidad de luchar y vencer esta enfermedad, o en su defecto, brindarles la mejor calidad de vida posible y una muerte digna en caso de que  la enfermedad  ya esté en una etapa muy avanzada.

Todos los grandes proyectos e inversiones que ha realizado y está realizando el gobierno boliviano para el vivir bien de la población, solo podrán ser aprovechados y valorados por los ciudadanos que gocen de un buen estado de salud. Mucho más por aquellos que, padeciendo algún problema que aqueje gravemente a su salud o a la de alguno de sus seres queridos, se sientan respaldados por un SEGURO; el cual les otorgue la posibilidad de tratar, luchar y vencer su enfermedad con la dignidad que todo boliviano se merece.

¿Por todo lo anteriormente descrito, no cree usted, que éste es un caso de VIDA O MUERTE?
En memoria de M.L.C.M.M. – Q.D.D.G.