Liderazgo Laissez Faire

 

Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe. Cuando su trabajo esté hecho, su objetivo cumplido, ellos dirán: nosotros mismos lo hicimos.

Lao-tsé

 

Según Peter Drucker “solo tres cosas ocurren naturalmente en las organizaciones: fricción, confusión y baja performance. Todo lo demás requiere liderazgo” esta frase parece ser una realidad tanto en las empresas como en los países, entonces debemos preguntarnos ¿Cuál es el arquetipo de líder que necesitamos?

Desde la etimología latina el origen de la palabra líder sería “lis litis” que significa “disputa, querella, proceso” por tanto podemos pensar que un líder está llamado a “litigar”. Si tomamos la palabra raíz del inglés antiguo, proviene de laeden que significa guiar y/o conducir.

Es evidente que en diferentes momentos se necesitan diferentes tipos de líder, también es posible que una misma persona puede tener el perfil para enfrentar diferentes circunstancias sin necesidad de cambiar sus valores, actuar acorde a lo que se necesita en determinado momento, la coherencia y la valentía sin duda deben ser atributos que formen parte de un líder que busque modificar su entorno. Independientemente de los valores que defendamos podemos afirmar que la eficacia de un líder puede ser medida en función a sus resultados, teniendo propósitos claros (esto aplica tanto a las organizaciones como a los países) se puede distinguir si fueron alcanzados en su totalidad, el tiempo estimado y con la calidad deseada.

Existen muchos estilos de liderazgo, un líder puede ser democrático, autocrático, burocrático, carismático, etc. y en muchos de estos estilos podemos encontrar ventajas y desventajas. Es muy posible que quien se encuentre a cargo de una organización sobrecargue a los demás con tareas innecesarias que no agreguen valor, que no logren solucionar los conflictos y que no encuentren la manera de aprovechar las oportunidades, líderes que mantengan a la gente en la ignorancia, ocultando datos y cifras importantes para tomar decisiones adecuadas, líderes que toman solos las decisiones por el temor a los posibles errores que puedan cometer los demás, incapaces de escuchar o recibir feedback, que se atribuyen a sí mismos todos los logros pero no se hacen cargo de los fracasos. 

Peter Drucker también afirmaba “La mayor parte de lo que llamamos gestión consiste en hacer difícil que la gente haga su trabajo” las instituciones están llenas de burocracia que impide llegar a soluciones eficientes, las empresas gestionan mal el tiempo y se llenan de tareas innecesarias. Incluso el liderazgo democrático puede ser ineficiente para llegar a soluciones pragmáticas. Por esto se puede considerar al liderazgo Laissez Faire como una posibilidad tanto para las empresas privadas como para instituciones públicas, para conseguir resultados consistentes y sostenibles. Fue justamente Peter Drucker quien planteó la necesidad de descentralizar la toma de decisiones, dado que para los grupos pequeños es más fácil identificar como su aporte al logro de objetivos concretos ayuda a alcanzar los objetivos globales, tanto en una compañía como en un país el liderazgo puede surgir de manera espontánea cuando se necesita alguien que “dirija” o que “litigue”. Permitir que los demás se “empoderen” y tomen decisiones de forma autónoma no significa que el líder deje de ser responsable de los resultados “sólo puede haber autoridad si hay responsabilidad”.

Laissez Faire significa “dejar hacer”, en este estilo de liderazgo, el líder facilita las herramientas y la información requerida por sus subordinados para llegar al objetivo planteado, existen plazos determinados y también una política de puertas abiertas para de este modo guiar y cooperar con todo lo que sea necesario para que el subordinado alcance metas en plazos determinados, este empoderamiento y autonomía permiten al subordinado demostrar sus capacidades de liderazgo, lo cual brinda la posibilidad de ser ascendido o tomado en cuenta en futuros proyectos.

Si extrapolamos el estilo de liderazgo Laissez Faire, de las organizaciones a los Estados podemos plantearnos diferentes posibilidades, dado el caos y la lentitud con la que se están tomando decisiones en diferentes países ante una pandemia que representa una externalidad inesperada tanto para la empresa privada como para las autoridades. En el caso de Bolivia, la descentralización administrativa permite que municipios y gobernaciones puedan ser parte de las soluciones ante la crisis sanitaria, pero se puede ir más lejos, con leyes claras y seguridad jurídica, los líderes empresariales pueden ser parte de la solución, en lugar de poner trabas burocráticas es necesario quitar regulaciones y el mercado (que somos usted y yo) tendrá las condiciones para que espontáneamente surjan liderazgos empresariales dispuestos a brindar soluciones al prójimo.   

Dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo.