Arqueología Social a partir de Marx

Las siguientes reflexiones se basan en los 150 años del Tomo I del Capital de Marx, en los 100 años de la revolución leninista y en los 50 años del Che en Bolivia. Para ello, propongo una relectura de Marx y del Marxismo. Una relectura para dejar de entender a Marx y al Marxismo en forma ortodoxa y dogmática, ya que la intención de Marx nunca fue inaugurar una gran corriente.

He escrito un libro sobre el proceso de cambio, la reciprocidad, las economías indígenas, que incluye además reflexiones de la modernidad, como la visión eurocéntrica, anglosajona. La interculturalidad nos obliga a incluir estas visiones.

Se refleja en él la necesidad de una catarsis imprescindible después de las debacles teóricas, prácticas, objetivas del socialismo, el socialismo realmente existente, y, más aún, del propio marxismo.  Expongo la búsqueda de una homeostasis teórica y para ello es necesario una arqueología social.

Arqueología Social

La relectura no tiene como objeto las deficiencias y virtudes del capitalismo ni del socialismo. Tampoco está en discusión la gesta revolucionaria de Lenin en el 17, ni la de Mao en el Asia, ni la revolución cubana; más bien, la relectura, es para ir más allá del documento y de la teoría abstracta.

A nombre de Marx y del socialismo se llevaron a cabo muchos sucesos de crueldad social que ahora forman parte de la historia. Este Marxismo que circula y se nos enseña es el Marxismo “de oriente”, en desmedro de un Marxismo visionario, crítico “de occidente”, que fue más bien vetado y oculto con filtros, y que tiene su implicancia en la lectura de los hechos reales del socialismo y en nuestro propio acervo para la acción en nuestro país.

El marxismo de occidente tuvo representantes a los que es necesario reivindicar. Me refiero al Revisionismo Reformista y al Comunismo Espartaquista alemán, Eduard Bernstein y el “renegado” Kautsky. Estos son los albaceas de la obra física de Marx en Alemania de esa época. Es vital reconocer la diversidad de marxismos y no la exclusividad de uno solo. Esto nos lleva a la obra de Kautsky y de Bernstein, cuyas revisiones acerca de Marx, hoy pueden ser recuperadas, particularmente, en su visión de democracia. Ellos creían más en el parlamento, las elecciones, que son hechos importantes hoy en día.

Otra representante del marxismo de occidente es Rosa Luxemburgo que escribe sobre la acumulación del capital, entre otros temas. También hace una reedición de los esquemas de reproducción ampliada. Por ejemplo, enseña que el capitalismo no acaba con todas las formas pre o no capitalistas, sino que le son funcionales, y, por lo tanto, las necesita para el proceso de acumulación, a nivel de colonias, de países periféricos, desde los países del norte hacia nosotros y al interior de nuestras formaciones sociales hacia las economías campesinas, indígenas, etc. Rosa Luxemburgo también escribió “Reforma o Revolución”, libro en el que se muestra a favor de la revolución y no de la reforma de Bernstein y Kautsky. Sin embargo, no tuvo el peso político suficiente ni alcanzo la reivindicación necesaria para sus postulados.

Un bloque no menos importante es el austromarxismo, con representantes como Max Adler, Otto Bauer y Rudolf Hilferding. Haré referencia solamente a Hilferding, en quien Lenin se basa para su escrito “El imperialismo, fase superior del capitalismo”. En una crítica a los sistemas de reproducción, Hilferding es el primero  que habla de la tasa media de ganancia y explica que ésta no tiene una tendencia decreciente, por lo tanto, la muerte del capitalismo no se puede preanunciar tan fácilmente.

El austromarxismo debatió con la Escuela Neoclásica y con el Marginalismo de la Escuela Austriaca Liberal inicial que negó aspectos fundamentales de los economistas clásicos y formó la teoría del valor subjetiva de utilidad. En el austromarxismo encontramos elementos relevantes acerca de un Estado plurinacional, los estados y la formación de las naciones, la discusión entre comunidad y sociedad, y la crítica, aún mal entendida, sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico a partir de Plejánov.

Es también de importancia relievar al feudomarxismo y la teoría crítica de la escuela de Frankfurt. Mientras Marx se concentró en la Revolución Industrial y en la Revolución Francesa, políticamente, los feudomarxistas fueron más atrás. Realizaron una crítica del renacimiento y de la ilustración que abandonaba los mitos, la brujería, el simbolismo religioso, para imponer los nuevos mitos del dinero y del mercado. Este y otros temas son trabajo de un marxismo fresco, encabezado por autores que, incluso, pretendieron hablar de la reconstrucción del materialismo histórico, criticando a Marx, por hablar de la teoría del valor y no de una teoría de la comunicación como base de la organización social, que ya estaba en la nueva sociedad.

Existen otros tres representantes a quienes se debe reivindicar, no marxistas, pero que tuvieron un debate, un diálogo con Marx, me refiero a Hannah Arendt y su escuela sobre el totalitarismo. También a Karl Popper, que criticaba el historicismo de Marx quien acentuaba determinadas visiones de futuro. Asimismo, a Norberto Bobbio y sus estudios sobre democracia y mercado, entre otros temas.

Hasta aquí está la arqueología social, ahora deseo abordar una catarsis personal de comunista, de marxista a partir de una crítica a Marx.

La necesaria Catarsis

Se habla mucho de un Marx joven, de un Marx viejo, de un Marx maduro. Yo creo que solo hay un Marx integral. Por un lado, se despreció al Marx joven; antropológico, soñador, utópico. Pero tampoco se asumió al Marx maduro o al Marx tardío, a quien le corresponden las notas etnológicas de las sociedades ancestrales, que fueron su preocupación fundamental final. Más bien, asumían al Marx viejo, sesudo, que escribió El Capital. Asumo al Marx integral que relee, reformula, mejora, y hasta se puede negar o contradecir. Entonces asumo un solo Marx integral, que no es lineal, ni unidimensional.

Otro tema a criticar son los conceptos de materialismo histórico y materialismo dialéctico. La palabra capitalismo, obviamente proviene del capital, que es una relación social de producción. Pero el capitalismo específicamente desmembrado de la ilustración y del renacimiento de occidente y de la modernidad, Marx no lo estudió. Habló de la sociedad burguesa, habló de la concepción materialista de la historia basada en la praxis de la producción, del proceso social, pero nunca habló del materialismo dialéctico ni del materialismo histórico, como un método filosófico heterogéneo propio.

De Engels provienen muchas de las interpretaciones y problemas teóricos y filosóficos. En su libro Dialéctica de la Naturaleza, Engels debate con físicos, al querer hacer de lo social, una ciencia positiva. Su definición de materialismo dialéctico es la ciencia del desarrollo del movimiento, incluso del pensamiento. La ley de la negación de la negación, los cambios cuantitativos y cualitativos, el devenir está dicho por la dialéctica, no había que hacer revoluciones, ni movimientos sociales, todo ya estaba dicho, el comunismo viene y será y se acabó, porque hay un materialismo dialéctico de Marx que lo dice. Sin embargo, Marx no dijo eso, sino que esa fue la conclusión de Engels. Plejánov asumió las palabras de Engels (no las de Marx), y generó el primer manual, que es el que posteriormente asume Lenin y se nos vende 70 años después a nombre de Marx como Materialismo Dialéctico y Materialismo Histórico.

Otro tema es el sujeto revolucionario. Para Marx, era la clase obrera, que en el transcurso de los años tuvo transformaciones. Hoy en día no se acepta a una clase obrera vinculada al conocimiento, a la cibernética, que tiene trabajo a domicilio o que no tiene un patrón o empleador. Por el contrario, desean mantener a la clase obrera bajo el concepto de etnicidad e indigenista, incluso negando su existencia actual. Sin embargo, desde mi percepción, la clase obrera sigue siendo portadora y con posibilidades de cambio (no por materialismo dialéctico), a diferencia de la descripción de Marx y su teoría de la depauperación que no es real. Con esto no se puede negar la desigualdad, ni pobreza en el mundo, pero existen avances en la clase obrera europea y anglosajona que se tornan en funcionales al capitalismo desterrando al proyecto socialista.

Otro tema digno de análisis es la Democracia y Dictadura del Proletariado, como es presentada en el Manifiesto Comunista; está la dictadura del proletariado, de puño y letra de Marx. A Stalin, por ejemplo, le encantó tomar este concepto, y al mercado y la democracia como un tema de occidente. Para Marx la dictadura del proletariado era un hecho que se ejecutaría en el corto o largo plazo, hasta que la sociedad acepte y decida tomar medidas “revolucionarias”.

Marx era un demócrata, en los escritos del 44, en su debate y ruptura con Hegel, y las lecciones de la gran democracia participativa, directa, deliberativa, como una forma de organizar el socialismo. No así la dictadura, menos la dictadura de un partido o de una clase sobre el resto, simplemente, porque la sociedad era mayoritaria al Estado y no concibió la dictadura como un tránsito hacia el socialismo.

Otro tema es la ancestralidad, la etnicidad y la indigenidad. Hay unas aberraciones que circulan desde el indianismo. Marx vivía en la biblioteca de Londres, miraba solo 4 burgueses y 100 proletarios, ese fue su mundo, ese es El Capital. Esa relación de generación, de transferencia y formación del valor, transformación de los valores en precios de producción, de precios de producción en precios de mercado y la transferencia de valores. Los seguidores del indianismo dicen, desacertadamente, que esos eran temas de los siglos XVIII o XIX y que ya no son útiles hoy en realidad.

El comunismo de Marx sale del comunismo primitivo bajo nuevas condiciones y como un nuevo estadio social, obviamente incluye los modos de producción y sin alienación, ni la separación drástica del ser humano y del trabajador con la naturaleza. La angustia de Marx sobre entender estos temas y redondearlos, es una teoría de la historia, que mira ancestralidad y etnicidad, el marxismo ya debatió con el utopismo y lo derrotó, debatió con el anarquismo y lo derrotó, ahora falta el debate con el indianismo y el indigenismo.

Otros temas que Marx estudio se refieren a la naturaleza, desarrollo, progreso, fuerzas productivas, abundancia y animalismo. Marx era egocentrista, es el mejor hablando del desarrollo incesante de las fuerzas productivas, de ahí saldrá el comunismo. Marx deseaba distribuir la riqueza y no la pobreza, no es el hombre del trabajo, sino es el hombre del ocio, de la libertad plena, la realización y de la felicidad humana. Hay que entender, sin embargo el método abstracto con el que describe el capitalismo y no cómo funciona sino hasta los manuscritos económicos, filosóficos del 44 con la teoría de la alienación, y su concepción de la naturaleza, la ecología, la etnología y el hombre del feminismo.

Aunque Marx veía a la biósfera como infinita, no como finita, tenía preocupaciones ecológicas y miraba a la sociedad comunista sin fractura, Marx no podía saber de los miles de comunismos locales, ya no podía basarse en la abundancia, o en el el capitalismo que terminó con los recursos. El capitalismo y el socialismo han generado el antroposeno. Siempre han habido cambios climáticos, pero esto que estamos viendo ya es obra del ser humano y esto ya no nos ofrece una visión de abundancia que Marx tenía para un comunismo de felicidad, plena.

El Estado tenía que extinguirse y el socialismo lo hizo crecer, y los que anuncian las revoluciones quieren que el Estado absorba a la sociedad. Gran error y también de los marxistas, no de Marx, que pensaba que el Estado se extinguiría. Nos habló de la depauperación, pero la clase obrera comenzó a ganar más y mejor en Europa, y se olvidó de la revolución. En realidad el que se desplomó fue el socialismo, no el capitalismo.