El sector turismo puede crecer en pandemia
Por supuesto que en medio de la pandemia, que todavía continua, y peor en medio de la cuarentena rígida que asumieron la gran mayoría de países del mundo, viajar no estaba en las actividades que se querían o se podían realizar. Si se tuvieron planes de hacerlo estos se quedaron en eso: planes. Sin embargo, este es el momento de impulsar este sector.
Antes de la pandemia, en 2019 llegaron a Bolivia 1.329.281 turistas, según el INE. Una cantidad de viajantes considerable que se tradujo en una cifra nada despreciable de 837 millones de dólares de gasto de los viajantes en suelo boliviano. Monto que solo llegaba a 503 millones en 2011.
Al compararse esta cifra con las cantidades de dólares de todas las exportaciones de 2019, el turismo significó el 9,4% del total de las actividades generadoras de dólares. Así, el turismo se coloca en la actividad número cuatro en la generación de divisas después de la industria manufacturera (3.593 millones), extracción de gas (2.741 millones), de minerales (2.106 millones) para el mismo año.
Se debe resaltar que en 2019 el número de turistas que llegaron a Bolivia fue de más de 1 millón trescientos mil visitantes, una cifra menor que la de 2018. Sin embargo antes de ese año los extranjeros que llegaron a conocer Bolivia y gastar en este país iba en constante ascenso. Algo que obliga a reflexionar sobre qué se puede hacer hoy al respecto.
Muchas personas podrán pensar que no queda más que esperar sentado que la pandemia pase y quedarse quieto hasta que el desastre económico que trajo para este sector recién pueda arreglarse en ese impredecible futuro.
Permítaseme hacer un paralelo con un sector que conoce de la volatilidad del mercado; el sector minero. Los precios de los minerales son caprichosos, inestables, gobernados por el azar y caos de los mercados internacionales, en una palabra; impredecibles. Hay países que toman en cuenta las inevitables caídas del mercado para reparar la infraestructura que este sector necesita, las vías de comunicación que utiliza, preparar profesionales y técnicos en su transformación, su mercadeo, su logística, y otras actividades de fundamental importancia para el momento que vuelve el auge.
Considero que, mutatis mutandis, cambiando lo que haya que cambiar, acciones equivalentes se deben asumir e impulsar con el mayor entusiasmo, como si medio mundo quiere venir a El Pantanal, el salar de Uyuni, el lago Titicaca, los teleféricos de La Paz, y los innumerables sitios de atracción turística que Bolivia posee. Vale decir, hay que prepararse como si ya los turistas llegarán pasado mañana o, tal vez, esta misma noche.
Esta enfervorizada tarea que debe empezar ya, debe recibir un extraordinario apoyo del Estado y de la empresa privada. El documento del INE que nos presenta las cifras para 2019 y 2020 no puede afirmar más claramente la capacidad multiplicadora de este sector. Así indica: “Es uno de los sectores económicos más dinámicos que tiene un efecto multiplicador sobre otros como: comunicaciones, transporte, producción de artesanías, hospedaje, restaurantes, centros de diversión, entre algunos”.
La pandemia y sus efectos pueden continuar, atenuarse, finalmente, vencerse. Pero, actividades económicas como el turismo, que puede y debe crecer en Bolivia requiere un gigante impulso. No solo el Estado debe estar dispuesto a financiarlo sino también la Banca Con características de sostenibilidad ambiental y respecto las áreas protegidas puede recibir ingentes sumas de financiamiento, además con bajos intereses.
Es cuestión de darse cuenta que hasta en la mayor adversidad o frente a las consecuencias de la pandemia, siempre hay tareas que pueden contribuir a reconstruir y lograr con longanimidad, el espíritu necesario para construir y reconstruir.