El Puma Katari

Los niños suben jubilosos a los buses del Puma Katari y los grandes lo consideran un irrefutable avance para la ciudad y sus ciudadanos. La primera vez que subí en uno de esos buses quede impresionado hasta por el siseo de las puertas. No me convenció mucho el ancho de los asientos pero, pensé, que es más por mis kilos extras que por el tamaño de mi espalda.

El Puma Katari puede llegar a ser un sistema de transporte que revolucione el transporte en la ciudad de La Paz. No me cabe la menor duda que en las rutas que opera, el transporte ha mejorado palmariamente. No obstante, le queda un enorme trecho por recorrer para transformar lo que hasta ahora se tiene: cientos de incomodos vehículos que prestan un mal servicio.

Las declaraciones del Alcalde señalan que se comprarán más unidades y que serán de mayor capacidad (tal vez de dos pisos). La verdad que yo espero que esta compra se acelere para que cuanto antes se rompa con el monopolio de un desastroso sistema privado. Por más que tenga muchísimas unidades, la competencia no es una de sus características. Por el contrario, los sindicatos que controlan el transporte urbano en La Paz no se inmutan mayormente por la presencia del Puma Katari. Continúan sin horarios, se suspenden donde les parece a los choferes, permanece el trameaje. Si bien tienen tarifas que por ahora se respetan, no es el medio más confiable ni seguro para ir de un punto a otro de esta enorme urbe. Por cierto, siguen fomentando la mala costumbre de los pasajeros de tomar y bajar de los vehículos “provechando” cualquier lugar en que el vehículo se detenga o pueda detenerse.

Si se quiere ordenar el transporte en La Paz y prestar un buen servicio, el Puma Katari debe superar las limitaciones iniciales en las que todavía se mueve. En las ciudades grandes del mundo que cuentan con servicios similares las líneas cuentan con horarios detallados. Esto significa que existen horarios publicados y difundidos ampliamente para cada lugar en que existe una parada.

Asimismo, los buses en otras ciudades tienen largas rutas sin “trameaje”. Algo que no ha podido evitar todavía el Puma Katari. Llega de Villa Salome o Llojeta hasta el PUC y luego, estimado ciudadano busque otra pequeña e incómoda unidad de transporte. A lo que vino el Puma no ha sido superado aún. Si de algo sirve el ejemplo de otras metrópolis, por ejemplo el sistema de Nueva York, en el que uno sube a las 10 de la mañana a un bus, se baja a medio camino y el pasaje pagado inicialmente le sirve hasta las 12 del medio día si sigue en la misma ruta o en el mismo sentido que tiene la ruta (ejemplo: Norte-Sur).

Por cierto, para llegar a esto se requiere que existan muchas más unidades Pumas y que se siga con el convencimiento que lo principal es servir al usuario y no servirse de él. El Puma Katari está en la ruta del progreso y la modernidad. Las pequeñas unidades que son como una plaga para la locomoción urbana deberán cambiar radicalmente para no ser barridos por los elementos revolucionarios que ha introducido el sistema Puma Katari. Si este no pierde su impulso, La Paz recién contará con un sistema real y efectivo de transporte. Mientras tanto es todavía un gran deseo de mejoramiento urbano que alegra la vida de los niños que viven cerca de sus rutas.