INCLUSIÓN FINANCIERA MODERNA Y DE CALIDAD, HERRAMIENTA CLAVE PARA REDUCIR LA POBREZA

Una de las preguntas más recurrentes que se han hecho los tomadores de decisiones, a lo largo de la historia, es la siguiente: ¿Qué se puede hacer para reducir la pobreza?

Las respuestas, sin duda, han sido numerosas. Las más importantes están relacionadas a los siguientes aspectos:

  • Aumentar las capacidades (físicas e intelectuales) de la población más necesitada para mejorar sus ingresos.
  • Crear fuentes de empleo dignas y reducir las desigualdades de género.
  • Fortalecer el papel de las instituciones, públicas y privadas.
  • Implementar programas de erradicación del hambre y mal nutrición.
  • Mejorar la cobertura de la salud universal, el acceso a servicios básicos y de educación.
  • Fomentar el uso y la gestión sostenible de recursos naturales.
  • Facilitar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria, entre otras.

Sin embargo, entre ellas, un elemento complementario clave para reducir la pobreza, impulsar el crecimiento económico y alcanzar el desarrollo sostenible es: promover la inclusión financiera.

LA INCLUSIÓN FINANCIERA

Se refiere al acceso que tienen las personas (naturales o jurídicas) a diversos productos y servicios financieros; incluyen: productos de ahorro, crédito, seguros (microseguros, por riesgo climático y muerte, etc.), los pagos de servicios básicos y transferencias de dinero.

Asimismo, la inclusión financiera considera el acceso a servicios no financieros; los cuales, están relacionados a la formación financiera (en gestión empresarial, análisis de riesgos, gobernanza, etc.), programas informáticos de toma de decisiones, asesoramiento y experiencia técnica financiera.

Abarca los siguientes elementos: 1) Las posibilidades de acceso e infraestructura; 2) La demanda de servicios financieros; 3) La protección al consumidor financiero; y, 4) La educación financiera. Esta última, conlleva fortalecer la promoción de las aptitudes, habilidades y conocimientos de la población en general, para que ésta efectúe un adecuado manejo de sus finanzas personales, evalúe la oferta de productos y servicios financieros, tome decisiones acordes a sus intereses y necesidades.

INCLUSIÓN FINANCIERA MODERNA Y DE CALIDAD PARA REDUCIR LA POBREZA

No es desconocido, mucho menos un secreto, que la aplicación de políticas de inclusión financiera trae consigo acumulación de capital, productividad, crecimiento económico y desarrollo. Es decir, impactos positivos para la reducción de la pobreza así como de la informalidad financiera.

Las investigaciones relacionadas a educación financiera demuestran que los países que adoptan un enfoque estratégico de inclusión financiera con la participación de entes reguladores y empresas de telecomunicaciones competitivas, tienden a reducir sus índices de desigualdad de ingresos y de pobreza. 

Al respecto, para que puedan darse dichos avances, es necesario promover servicios tecnológicos financieros de calidad, mejorar la cobertura de productos y servicios financieros, optar por la modernización constante, reducir los costos de transacción y disminuir las posibles asimetrías de información del mercado.

En consecuencia, es necesario:

  • Mejorar la inclusión financiera digital.
  • Reducir las brechas de conocimientos informáticos para el uso de aplicaciones digitales y de pagos modernos, especialmente de la población de escasos recursos y adulta mayor.
  • Supervisar continuamente los costos de acceso de comunicación para clientes y velar que sean sostenibles para los proveedores.
  • Aplicar políticas a escala, como la identificación digital universal.
  • Promover los servicios financieros móviles a través de la dotación de equipos de comunicación con acceso a redes y aplicaciones financieras.
  • Implementar programas de educación financiera en todos los centros de enseñanza, con programas y contenidos de acuerdo a la madurez educativa.

CONCLUSIONES

La práctica de políticas de inclusión financiera, permitirá mejorar el bienestar económico de la población en su conjunto. Su aplicación estratégica, ya sea por segmentos, poblaciones pequeñas o sectores específicos, convergerá en la reducción de la informalidad financiera y de la desigualdad de ingresos.

En consecuencia, es necesario promover servicios tecnológicos financieros óptimos, mejorar la cobertura de los productos y servicios financieros, modernizarlos constantemente, reducir los costos de transacción para los usuarios e identificar y eliminar las posibles asimetrías de información existentes en el mercado.

Finalmente, es posible lograr un sistema financiero equitativo, desarrollado y competitivo; la educación financiera es el primer paso, lograr una inclusión financiera moderna y de calidad, el segundo.