¿UNA LATAM DOLARIZADA?

Recordemos que en 1997 el fenómeno climático llamado ¨El niño ̈ afectó la economía de Ecuador, aproximadamente del 17% del producto interno bruto, además de una caída del 5% en el precio del petróleo había representado una pérdida significativa, ya que Ecuador nutría su economía con este “commodity”. La economía de sus países vecinos tampoco era muy estable, por lo que se redujeron también los niveles de exportación de plátano ecuatoriano. Debido a esta situación el gobierno ecuatoriano incrementó su gasto público, ofreciendo bonos solidarios para tratar de rescatar a los bancos con riesgo de quiebra, lo que llevó a endeudarse y buscar nuevas formas de financiarse.

Estando en época electoral con una recesión latente no podía tomar la opción de incrementar impuestos a los ciudadanos, por lo que optó por imprimir más dinero, empeorando la situación y llevando a ocho bancos a la quiebra, dejando al gobierno del Ecuador con una última opción, la de abandonar su moneda para corregir su inflación. El resultado de esta medida fue el esperado, la inflación ya no dependía de su moneda sino más bien de la moneda estadounidense que se mantenía estable. Este tipo de medida benefició a algunas empresas porque ya no debían preocuparse del tipo de cambio y los riesgos que representaba ajustar los precios a los tipos de cambios internacionales. Pero también le dio la suficiente confianza al gobierno de Rafael Correa para incrementar el gasto público a niveles disparatados. 

El tema de dolarizar o usar una sola moneda para toda Latinoamérica es un tema de debate clásico dentro de las universidades y la respuesta también llega a ser clásica, el riesgo país. Latinoamérica está caracterizada por tener gobiernos con altos niveles de corrupción, lo que aleja las posibilidades de inversión, pero una economía con una misma moneda podría en teoría tener tipos de intereses reales más bajos, atraer nuevas inversiones y facilitar financiamiento público más barato. Pero siguiendo el ejemplo de la economía eurodizada, esto también representa problemas entre países, como el caso de Finlandia que al ser un país frugal no consiente el tema de pagar la deuda de países como España y plantea las mismas medidas que Grecia de abandonar el Euro; en Latinoamérica podría darse la misma situación además de que usar la misma moneda para varios países puede reducir las áreas óptimas de divisa y no llegar a satisfacer las necesidades monetarias locales, específicamente las necesidades de los gobiernos de imprimir billetes, perdiendo así la capacidad del señoreaje de los bancos centrales. De esta manera se presentaría otro problema, una manera que tienen muchos países de Latinoamérica para cubrir la deuda es la imprimir billetes asumiendo el riesgo de inflación, pero al ser una única moneda esto sería imposible, lo que llevaría a los gobiernos buscar otras formas de financiación, como subir los impuestos. 

En este sentido, podemos establecer que la dolarización no podría ser una herramienta definitiva para cambiar de países en desarrollo a países desarrollados, pero sí serviría para establecer un marco de confianza respecto a las inversiones y dar más seguridad a la población respecto a los ahorros.