“Este Es Un Momento Para Cambiar De Modelo Productivo”

El mundo atraviesa una histórica turbulencia económica. Sobre sus características y la situación boliviana, el reconocido economista y analista Alberto Bonadona Cossío conversó con OH!

– ¿Qué tan fuerte fue el golpe de la Covid-19 a la economía mundial?

– Fue algo impresionante porque paró súbitamente la producción, el empleo, desató una caída vertiginosa de los ingresos y de toda la actividad económica. El impacto es muy grande en el mundo no sólo por la Covid-19, sino también por las secuelas que trajo para el comercio. Interrumpió tanto interna como externamente el flujo comercial de los países. Surgieron muchos problemas que ahora se están sintiendo como es el caso de los contenedores que se quedaron vacíos y varados en algunos puertos. En otros casos no pudieron ingresar porque los puertos están copados de contenedores. Es un problema muy serio. Está afectando a todo el comercio internacional y, por lo tanto, también a los precios. 

– Se precipitó también una ola de endeudamientos que afecta a la mayoría de los países. ¿Qué tan fuerte ha sido ese fenómeno?

– Más que endeudamiento, lo que hubo fueron facilidades monetarias de permitir un gran crecimiento de la liquidez con la expansión del dinero por parte del Estado. Esta medida procuró que la industria como las personas tengan acceso a esa liquidez, la industria, para producir; las personas, para consumir. Entonces, hubo un gran crecimiento de los déficits fiscales que hicieron posible cierta recuperación. Pero no fue la suficiente, ahora cuando ya se ve a dónde hemos caído y de dónde nos estamos recuperando.

– A nivel de los países, especialmente de las grandes potencias, ¿quiénes cayeron más y quiénes enfrentaron mejor la crisis?

– Las economías de los países europeos son las que más cayeron y también la de los Estados Unidos. Quien se recuperó más rápido, impresionantemente, fue la China. El origen de la pandemia al parecer fue combatido de una manera muy particular y muy rápido. Ello permitió que esta economía se recupere también rápidamente. En los hechos, allí no conocieron un crecimiento negativo. 

En el resto de las economías del mundo sí hubo decrecimiento de la producción. Estamos hablando, en algunos casos, de cifras negativas que alcanzaron los dos dígitos.

Alberto Bonadona participa regularmente de paneles y debates televisivos.

– En ese escenario, la competencia donde China marchaba bastante acelerada mientras EEUU y Europa iban mucho más lentamente se acentuó. Se han multiplicado presunciones que alertan sobre una crisis de las grandes divisas mundiales. Incluso hay quienes señalan que se viene el fin de la hegemonía del dólar. ¿Son exageraciones o tienen algo de asidero? 

– Son muy exageradas esas versiones. Se vio que en un momento sí hubo una caída del dólar, pero ahora se está recuperando. En este momento no hay una hegemonía monetaria que pueda superar al dólar. Siempre se pensó que el renminbi podía ocupar ese sitio. Pero creo que a la economía china aún le falta un largo trecho para superar a EEUU en cuanto a potencia productiva y, además, a una economía que tiene un desarrollo muy amplio y muy versátil en cuanto a los ajustes que puede realizar en el conjunto de Estados de los EEUU. 

No es así en China, donde el norte chino es particularmente pobre y donde se ha concentrado más la industria es en el sur chino. En cuanto logre superar esos niveles de pobreza tendremos otra situación. También ahora se viene una crisis muy profunda en China que, pienso, no será equivalente a la que se generó después de la caída de Lehman Brothers, pero será fuerte. Evergrande causará un gran impacto en China, pero puede ser superado debido a varias razones. Primero, se tiene una economía que no está totalmente interrelacionada en el mundo financiero. Además, no vendió títulos valores especulativos en la medida en que se lo hizo antes de la crisis del 2008 al 2010.     

Es una empresa que tiene de respaldo los mismos activos físicos. No son activos financieros. Eso, en algún momento, dada la caída de los precios de estos bienes inmobiliarios, permitirá que pueda ser vendido. Finalmente, lo más importante es que una economía como la china no se hace mayor problema en cuanto a la intervención del Estado. Entonces, el Estado hará el rescate y el impacto que pueda tener en China será notorio, pero en el mundo no. No obstante, eso no va a permitir que China llegue a lo que parecía inminente: superar a la economía de EEUU. Presumo que eso le tomará todavía un buen tiempo, por lo menos, de 10 a 15 años. 

– Con un dólar y un euro debilitados y un renminbi no consolidado, hay quienes propugnan como salida la divisa virtual, especialmente los bitcoins. ¿Le ve un futuro así al bitcoin?

– El ángulo más claro del bitcoin es que hablamos de una moneda esencialmente especulativa. Es decir que no hay un verdadero respaldo de producción como tal en la generación de las transacciones del bitcoin. Es una moneda que se transa por las virtudes o defectos que tiene la propia moneda. Es netamente especulativa, y la especulación son burbujas enormes que, además han ido creciendo impresionantemente. Llegado el momento explotarán y tendrán un impacto muy fuerte. 

– ¿Cómo ha afectado la crisis económica a Sudamérica?

– Son básicamente diez economías seriamente afectadas. En su recuperación están mostrando diferentes tasas de desarrollo. Vemos algunas que cayeron fuertemente, incluso un 12 por ciento, y otras que ya venían de caída, como la venezolana. Pero en conjunto son economías que ahora se van recuperando en diferentes grados. 

Eso hace que algunos gobiernos consideren que ya están en un gran avance, cuando en realidad no lograron los niveles que tenían antes del año 2020. Si no se toman medidas ágiles de respuesta a la crisis, puede venirse una prolongada crisis, una década perdida, como la de los años 80. En el caso de Bolivia podría ser similar a la de los años 50. En esas medidas el gobierno tiene un gran papel y uno adicional tiene el sector privado. Son situaciones que hay que verlas con mucho cuidado, pero también los Estados deben tener una mayor participación. 

En ese sentido, veo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) está intentando darle un gran empujón a la economía internacional. Lo ha hecho al haber emitido una gran cantidad de derechos especiales de giro, que es la moneda del Fondo, a todos los países miembros del FMI. Pero también es una gran invitación a los países latinoamericanos para que puedan cambiar su deuda acumulada con intereses altos por deudas con intereses bajos como son las que ahora facilita esta entidad. Bolivia puede hacerlo y facilitarse los problemas de divisas comprometidas. 

– ¿Quién cree que, en el conjunto de países sudamericanos, está enfrentando mejor la crisis y quién lo está haciendo peor?

– Siempre es más fácil decir quién lo está haciendo peor y sabemos que es Venezuela. Una economía que, a pesar de tener cierta recuperación, le cuesta mucho llegar a los niveles que tenía a comienzos del siglo XX es Argentina. Y será prácticamente imposible, que pueda recuperarse en los siguientes 10 o 15 años. A la Argentina, una economía con un potencial extraordinario, se la ve cada vez sumergirse en condiciones que son inaceptables para el potencial que tiene.

Entre las que lo están haciendo mejor parece que economías como Perú o Chile están logrando ciertas posibilidades de recuperarse. Se puede esperar algo más. Seguro aprovecharán la marcada elevación de precios de las materias primas ya que son productores de cobre. Han subido los precios de prácticamente todos los minerales. Bolivia se halla en el sexto lugar entre los países latinoamericanos. 

– ¿Cómo se podría administrar el escenario de crisis en Bolivia?

– En Bolivia hay un potencial muy grande para impulsar un nuevo modelo de acumulación precisamente basado en lo que ocurre en este panorama internacional. En vez de propiciar una sustitución de importaciones, es decir, producir lo que importamos, ir a una sustitución de exportaciones. Por ejemplo, hacer una sustitución de la línea blanca es muy complicado. Si ahora concentramos nuestras exportaciones en materias primas tradicionales, como minerales y gas, deberíamos, más bien, optar por productos generados en el sector agropecuario. Ahí tenemos un potencial muy grande, evitando los monocultivos y yendo a productos que pueden ser dirigidos a nichos de mercado. 

La idea es apostar a pequeños mercados de alto valor adquisitivo que pueden estar en Europa o EEUU. Con su alto valor de ingresos pueden comprar productos que no necesariamente nosotros tendríamos que volverlos monocultivos. Me refiero, por ejemplo, al tarwi, en el altiplano; el copuazú, en la Amazonía, o darle gran impulso a la industria derivada de la castaña. Son sólo ejemplos de la gran variedad de productos que tiene Bolivia que deberían ser aprovechados para darles valor agregado y procesamiento industrial. 

– ¿Y en lo referido a las políticas para evitar que se agraven los déficit gemelos, la baja de reservas y la deuda? Incluyo el riesgo de devaluación.

– Se repite mucho en Bolivia lo que dicen los manuales de economía que están siendo seriamente cuestionados en el mundo industrial. ¿Qué dicen estos manuales? Que en este tipo de épocas se empuje el gasto público, pero luego dicen que no se debe exagerar el déficit. Pero en un momento como el que vivimos, más bien, es cuando se debe exagerar el déficit público. El Estado debe gastar más para impulsar lo que señalaba, estos nichos de mercado, como también para que la gente pueda tener mayor consumo. Este es un momento para cambiar de modelo productivo. Esto permitiría precisamente que hagamos este cambio de modelo, pero supone gasto del Estado.

Aparte de lo anterior, también supone un mayor endeudamiento. Este mayor endeudamiento no significa que tengamos una mayor carga en cuanto a intereses. ¿Por qué? Porque ahora existe gran cantidad de recursos que pueden utilizarse por economías como la boliviana para impulsar nuevas formas de producción. Además, cuentan con tasas de interés relativamente bajas. 

Según el FMI, el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo, incluso se podría financiar la Renta Dignidad con crédito externo y hasta aumentarla. Esto permitiría un aumento del consumo y una reorientación general de la economía. Entonces, en conclusión: no debería preocuparnos el déficit fiscal como para no impulsar la economía, sino todo lo contrario. Esto no significa caer en un gasto hasta el infinito, pero sí que esté orientado a aumentar la producción y el consumo interno. 

– ¿Y cómo se cuidaría a las Reservas Internacionales?

– Es uno de los serios problemas para Bolivia en este momento, si bien ha habido alguna recuperación. Una parte de esa recuperación se debe a la entrega de los derechos especiales de giro por parte del FMI y al aumento de las cotizaciones de los minerales. Pero si uno quiere darle un espaldarazo a las divisas que han ido cayendo ya desde 2015, tendrá que conseguir préstamos de 4.000 a 6.000 millones de dólares. En las condiciones actuales serían muy baratos. En ese sentido, preocuparnos por una devaluación resultaría innecesario. 

Más bien deberíamos preocuparnos de cómo generar estas formas de endeudamiento que ahora se presentan muy favorables. Así, no existiría el problema con las Reservas Internacionales Netas y el temor de que se nos agoten. En ese sentido, también se pueden fortalecer las exportaciones bolivianas con un plan a futuro posible de elaborar. Un plan que incorpore a los municipios para que sean quienes reencausen la economía dentro de los lineamientos del nuevo modelo de acumulación que señalé.              

Ellos conocen su territorio, conocen lo que pueden producir. Entonces, así se podría dar un vuelco al calcetín de lo que ha sido hasta ahora la economía nacional. En los próximos cinco a diez años tendríamos un cambio espectacular. Eso no se acaba de ver en las medidas que ha tomado el actual Gobierno, salvo en la creación del fondo de fideicomiso al que pueden acceder los municipios. Sin embargo, no hay el plan que les oriente sobre a dónde deben ir. Lo que se requiere es una gran orientación más respecto al apoyo técnico estatal. 

 

FUENTE : https://www.lostiempos.com/oh/actualidad/20211101/alberto-bonadona-este-es-momento-cambiar-modelo-productivo