APUNTES SOBRE LA CONCEPTUALIZACIÓN DE POBREZA

Estoy seguro que cuando escuchamos hablar a políticos o leemos la sección de columnistas en los periódicos, ya sean impresos o digitales, sobre la palabra pobreza, ésta se repite mucho. Y no necesariamente se refieren a países de ciertas regiones desfavorecidas del mundo; sino que se refieren a nuestro país.

De hecho, leyendo la prensa internacional y charlando con personas del extranjero, la pobreza se ha consolidado como una suerte de estigma bien arraigada para Bolivia. Pero más allá de desmentir o justificar esta reputación, me gustaría empezar a darle un poco más de precisión al uso de esta palabra, al menos desde el léxico y conceptualización que utilizamos los economistas.

Antes de hacerlo, quiero contarle una pequeña anécdota. Hace algunos días me tocó ver la presentación de unos colegas provenientes de otro hemisferio que justificaban un proyecto en Bolivia utilizando, entre muchos argumentos válidos, el siguiente dato llamativo: “la tasa de pobreza asciende al 80%”. Me llamó la atención porque, teniendo el dato oficial de pobreza en mente que es menos de la mitad que la cifra presentada, los autores citaban una fuente que yo conocía. Diligentemente, fui a consultar el sitio web de esa fuente y, si bien tenían información sociodemográfica de Bolivia, la página sólo mencionaba la palabra pobreza aludiendo a que era elevada. No mencionaba un dato concreto sobre pobreza, ni la definición bajo la cual conceptualizaban pobreza o la escala relativa para decir que es elevada.

Ahora bien, el propósito de este artículo no es poner en evidencia la falta de precisión o revisión de mis colegas; sino de presentar algunas definiciones concretas para comenzar a comprender este fenómeno sobre el cual todos hablamos, pero no necesariamente comprendemos de la misma manera.

El Banco Mundial define a la pobreza como una “marcada privación de bienestar”. Pero ¿A qué se refiere bienestar? Y una subsecuente pregunta válida es ¿Cuál es el punto de referencia para decir que efectivamente existe una privación de bienestar? Esta aseveración y las preguntas asociadas no son triviales y, de hecho, las posibles respuestas que podamos dar se alinean o distancias de las tendencias de pensamiento económico actuales.

Uno de los paradigmas dominantes de la economía propone que el bienestar se aproxime con la capacidad de una persona para disponer de “recursos”. Estos recursos aluden al medio por el cual podemos saciar una necesidad que tengamos. Para ser menos abstractos pongamos un ejemplo: si tengo hambre (necesidad a ser satisfecha), podría comprar comida si dispongo de dinero, el cual será el recurso necesario para dejar de tener hambre. Si ese es el caso, entonces debería ser cierto que a mayor disposición de recursos que tenga una persona, mayor será su nivel de bienestar. 

Pero todavía no hemos respondido cuándo una persona se ve con una “marcada privación” en el bienestar y, consecuentemente, podría ser catalogada como pobre. Considerando el ejemplo anterior, la respuesta puede ser intuitiva: una privación se da cuando no contamos con los recursos suficientes (dinero) para saciar nuestras necesidades (hambre).

De esta forma, se puede establecer un umbral de privación para catalogar a las personas entre pobres y no-pobres (no necesariamente ricas, ojo). En términos más simples, esto se traduce en un nivel mínimo de recursos que cada persona necesita para saciar sus necesidades. Como usted bien ha podido anticipar, típicamente ese umbral está definido en términos de dinero. Esto se expresa en un nivel mínimo de ingresos, o en algún caso gastos, del que requiere disponer una persona para catalogarla como no-pobre.

Si comparamos el nivel de ingreso actual de cada persona con el umbral de ingreso mínimo para saciar sus necesidades, tenemos dos posibles resultados: personas con ingresos iguales o superiores al umbral y gente con ingresos por debajo del umbral. Si contamos a todas las personas con ingresos por debajo del umbral y lo dividimos entre el total de la población, tenemos el porcentaje de población en situación de pobreza monetaria. En la jerga económica, se le conoce también como tasa o incidencia de pobreza.

Ahora bien, es importante mencionar que la pobreza monetaria es la medida oficial de pobreza en Bolivia y en la mayoría de los países del mundo; pero no es la única. De hecho, el ganador del premio Nobel en economía, Amartya Sen, propone una conceptualización de bienestar y pobreza mucho más amplia que la que ofrece la pobreza monetaria.

Sen, argumenta que el bienestar viene de las capacidades con las que cuenta una persona para desarrollarse plenamente en una sociedad. Por lo tanto, la pobreza vendría asociada a las privaciones en el desarrollo y falta de capacidades de una persona. En este sentido, una privación podría ser no tener ingresos suficientes para vivir adecuadamente, pero también la educación precaria, la falta de acceso a salud, la inseguridad en la zona de residencia; entre muchas otras. Como podrá apreciar, estimado lector, es un enfoque mucho más comprensivo y quizá hasta abstracto de aquel que veníamos discutiendo.

Esta idea ha cobrado mucha importancia en los últimos años en el campo de la economía. De tal forma que se han desarrollado otras formas de medir pobreza e incluso el desarrollo humano. Una de las metodologías más destacadas en este último tiempo es la de pobreza multidimensional, desarrollada por Alkire y Foster en 2011. Como su nombre indica, esta medición de pobreza mide simultáneamente varias dimensiones del bienestar de una persona. La agregación de este índice es algo más compleja y menos intuitiva que el de pobreza monetaria, pero de igual forma se puede resumir en un solo indicador que muestre el porcentaje de personas multidimensionalmente pobres y verificar las privaciones de cada dimensión de la que se compone el índice.

En los siguientes artículos me gustaría discutir más sobre los enfoques metodológicos de la medición de pobreza, que son ciertamente fascinantes, y vincular esta discusión con las aplicaciones de políticas públicas y de reducción de pobreza, que serán ciertamente necesarias de cara al futuro que le toca enfrentar a nuestro país.

Y si usted, estimado lector, tiene alguna idea de la medición de pobreza a la que mis colegas economistas se refirieron con esa tasa de pobreza del 80%, hágamelo saber en los comentarios. Para su referencia, la medida oficial de pobreza estimada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), calcula que el 36,4% de la población boliviana estuvo en situación de pobreza monetaria en 2021.