DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN TÉCNICA TECNOLÓGICA PARA REDUCIR LA BRECHA DE GÉNERO ENTRE MUJERES Y VARONES

El Instituto Boliviano de Comercio Exterior nos ofrece las proyecciones de la población entre hombres y mujeres para el año 2022, estadísticamente hasta 2021, se conoce una proporción casi equitativa entre la población de varones y mujeres a nivel nacional.  Por lo que uno quedaría conforme si observa esa equidad, sin embargo, no se percibe de igual forma cuando se trata de medir productividad e igualdad de oportunidades.

Esa brecha se define significativamente distante y alarmante en el sector de construcciones y energético industrial, donde los profesionales de formación técnica superior son, en número, más varones que mujeres.

Suponiendo que la mujer asume más roles en la familia, quedan automáticamente relegadas y se reducen sus posibilidades para iniciar una carrera o redoblar esfuerzos para sostenerla, pero finalmente la abandona.  

¿Existen estereotipos de género arraigados? Probablemente, hace falta investigar las otras razones que existen para comprender las bajas estadísticas de estudiantes mujeres egresadas y tituladas, que se registran en los nueve institutos de la ciudad de La Paz y El Alto que cuentan con carreras en construcción Civil y Electricidad Industrial y cuyo promedio llega entre 2 a 3 mujeres egresadas y/o tituladas (datos analizados comparativamente entre institutos de carácter fiscal como se muestra en el cuadro informativo de la Subdirección de Educación Técnica y Tecnológica de Formación Profesional de la ciudad de La Paz).

Fuente: INE / Elaboración: IBCE / (p). Datos Preliminares

Y, aunque estamos en tiempos de Inteligencia Artificial y era de las tecnologías avanzadas, sigue siendo un reto para la educación boliviana avanzar y promover el talento humano de mujeres bolivianas en áreas técnicas y tecnológicas.

Nuestro sistema educativo tiene que generar espacios de formación para mujeres a través de programas de incentivo y, así, contribuir a la disminución de esas brechas de género en el sector eléctrico y de construcción; en consecuencia, se beneficiarían a las comunidades no solo porque es donde hay más presencia de mujeres, sino que se las empoderaría en roles técnicos y tecnológicos. A pesar de ser un mercado laboral saturado de hombres, una carrera en el campo eléctrico y de construcciones es también perfecta para las mujeres que buscan ganar salarios justos. 

Fuente: Subdirección de Educación Superior y Formación Profesional – LA PAZ 2023

Por lo que se hace necesario presentar propuestas de índole educativo que mejoren la situación de la mujer en el mercado laboral no solo para garantizarse un empleo sino también para proyectarse como emprendedoras y generadoras de empleos en el rubro de la construcción y servicios eléctricos para la industria.  A la fecha, las mujeres que incursionan en el sector de construcciones brindan su fuerza laboral solamente en tareas de “ayudante”, como lo manifiesta el ingeniero de una constructora al consultarle si trabaja con mujeres en la construcción “…en mi caso siempre entran de ayudante y se le paga lo mismo que a un hombre, no tuve nunca mujer, contramaestre, armadora, encofradora, o maestra”.

 

Entre las inquietudes que pretenden  contribuir al cambio de esta realidad,  se  presenta la propuesta del Instituto Tecnológico Marcelo Quiroga Santa Cruz Sede Central, promoviendo incentivos económicos en el costo diferenciado de inscripciones o matriculaciones para mujeres bachilleres sin límite de edad y/o el descuento en los costos de Defensa de Grado para garantizar la  conclusión de su carrera profesional,  además de flexibilización de horarios compensando la carga horaria práctica en sábados para una mayor participación. Esta es una  propuesta con base en estadísticas de inscripción desde 2018 al 2023 en las que se devela la baja participación de mujeres en carreras con mayor participación de varones, tiene  el propósito de demostrar  para las primeras inscripciones de la gestión  2024 el incremento de mujeres no solo en las carreras de Construcción Civil y Electricidad Industrial, sino también, en la carrera de Sistemas Informáticos, considerando que en los 3 primeros años de 2020 al 2021 el porcentaje de participación de mujeres era al 22.69% y durante los últimos tres años (2021 al 2023) descendió al 16.84%.  La meta para el 2024 será no solo incrementar inscripciones numéricamente, sino  visibilizar el impacto social  demostrando su sostenibilidad en el tiempo para lograr  la permanencia y garantizar la conclusión de estudios hasta la titulación profesional y su inserción laboral  en las empresas  de convenio y cooperación interinstitucional.

Históricamente, el nivel de educación de las mujeres ha sido inferior a la de los hombres, siendo esta diferencia incluso mayor para las mujeres indígenas. Las niñas indígenas se encuentran triplemente excluidas; primero, el hecho de que viven en áreas puramente rurales, dificulta su acceso a la escuela. Segundo, el sistema educativo desconoce el valor de su cultura y la necesidad de preservar su visión del mundo y su cultura. Por último, por ser mujer se le ponen más impedimentos a la hora de permanecer en el sistema educativo, ya que los trabajos domésticos y tareas generalmente atribuidas a las mujeres son aún considerados una prioridad para la mujer indígena. (Fuentes Bravo, 2014, pág. 29).  ¿Seguirá siendo válida esta concepción y razón por la que las profesiones técnicas y tecnológicas, clásicamente para varones, siguen en el ranking con el más alto porcentaje?  Demostremos para comprobarlo.  Solo es cuestión de empezar.

*Directora Académica Instituto Tecnológico Marcelo Quiroga Santa Cruz