PRODUCTOS MANUFACTURADOS RUSOS

Si yo pregunto ¿qué marcas de productos rusos usted conoce? Es posible que su respuesta sea Stolichnaya y Lada. Con certeza, ahora, también podríamos incluir Sputnik, la vacuna contra el coronavirus que causa la Covid19. Pero, ¿qué otras marcas más? Yo podría mencionar las máquinas fotográficas Leika, que una vez compré de estudiante. Ahora no sé si se siguen fabricando. No hay muchas marcas rusas por la simple razón que Rusia no transforma gran cantidad de materias primas en productos manufacturados. Simplemente, no es una economía ampliamente industrializada. Es todavía una economía mayormente primario exportadora. Por cierto, existen otros productos que exporta como son equipos médicos, de transporte ferroviario y otros más que no son de gran importancia para el conjunto de exportaciones de esa economía porque principalmente produce materias primas para la exportación. Cambiando lo que hay que cambiar, es una economía como la boliviana; poco diversificada, que vende principalmente materias primas y de eso vive.

 Si hay una industria desarrollada es la de las armas; rama a la que ya la URSS dedicó gran parte de los esfuerzos de sus trabajadores y del ahorro que se exprimía a éstos en una economía que ahorraba más de la mitad del ingreso nacional. Al fragmentarse la URSS el aparato bélico se deprimió hasta la primera llegada de Putin a la presidencia y que ahora, revigorizado, se ostenta contra Ucrania.

Frente a las sanciones que Occidente impuso a Rusia, resultado de la invasión de Ucrania, el gobierno ruso amenazó con dejar de exportar 200 productos a Europa. Me imagino que semejante amenaza no ha creado pánico alguno. Por cierto, con la salvedad de los hidrocarburos que, en semejanza al uso de las armas de destrucción masiva, no conviene a ninguno de los dos lados abstenerse de vender o comprar. No ha ocurrido lo mismo con las sanciones impuestas por los países de la OTAN a la sociedad rusa. Ahí sí son vitales o ingresaron a formar parte del consumo de la clase media rusa. El cierre de empresas que van de hamburgueserías, como McDonald’s, o lecheras como Nestlé, pasando por zapaterías como Nike, o las de entretenimiento como Sony o Nintendo, hasta las proveedoras de motocicletas como Harley Davidson o las financieras como Mastercard, entre un sinnúmero de otras más, está afectando el empleo, el ingreso y el consumo de los ciudadanos rusos.

 La televisión ha colocado la guerra en las habitaciones de las casas de todo el mundo y cada día los televidentes se escandalizan menos con los horrores que causa día a día. No obstante, las principales ciudades de Ucrania están siendo destruidas por el continuo bombardeo ruso. La televisión muestra más los dramas humanos de los ucranianos, pero no abunda en los correspondientes a los rusos que sufren el impacto de una férrea defensa de las tropas regulares e irregulares ucranianas. Las guerras destruyen sin miramiento alguno y, en esta época, es fácil ser tan solo un espectador casi insensibilizado.

Putin pudo haber pensado que la invasión de Ucrania era cosa de un par de días. Pero, se prolonga más allá de todo cálculo hecho por Putin y también por la OTAN. La destrucción de edificaciones y equipamiento serán una oportunidad para la reconstrucción en la que participarán ansiosas grandes corporaciones por llevar a cabo esa “tarea de paz”. Por cierto, la economía ucraniana se rehará. Las decenas de muertos serán recordados como héroes, tanto en el lado ucraniano y posiblemente también en el ruso.

 Pero, lo que pasará en Rusia tendrá un tono mucho más gris. Rusia perderá la guerra. Con seguridad, Putin será destronado. Quien lo suceda puede crear un ambiente que favorezca aún más el ingreso de capitales de Occidente. La derrota de la aventura de Putin causará enormes deudas que pagarán los ciudadanos rusos. Es seguro que la inyección capitalista que vendrá en la postguerra contribuirá a ese pago y a la generación de nuevas ganancias. Hay mucha gente, aquí en Bolivia, como en muchas partes del mundo entero que creen que Putin representa al viejo socialismo soviético, sabemos que no lo es y que sólo pertenecía al oscuro y terrorífico aparato de la KGB (la policía secreta de la URSS). Lo que pueda suceder con el renacimiento de la tortura como medio para la eliminación de sus enemigos políticos es posible que desaparezca en la Rusia que renazca, sino lo hace será otro de los costos que Rusia enfrentará con la caída de Putin. Después de esta guerra, Rusia quedará en la saga del desarrollo por algún tiempo y las manufacturas que lleguen a escala mundial todavía tardarán algún tiempo más en ser conocidas mundialmente.